Josefa Ros lleva más de diez años estudiando el aburrimiento. Es doctora en Filosofía y Premio Nacional de Investigación 2022 por su trabajo sobre este “mal” que nos afecta a todos, “los que trabajan y los que no, los ricos y los pobres, hombres y mujeres, tanto si viven en la ciudad como en el campo”. Es la mayor experta en estudios del aburrimiento del país, directora del Proyecto PRE-BORED. Bienestar y prevención del aburrimiento en residencias de mayores de España y Profesora en ESIC University.
Des sus investigaciones ha resultado La enfermedad del aburrimiento (Alianza), un libro a modo de ensayo donde recoge muchos de los estudios que se han realizado sobre este tema. Explica, entre otras muchas cosas, que no es fácil decir qué produce más malestar, si estar aburrido por el hecho de no hacer nada o aburrirse haciendo algo que se supone que nos iba a librar del tedio. “En el primer caso, al menos todavía nos queda la expectativa de aliviar el aburrimiento si nos decidimos a emprender alguna acción contra él, mientras que, en el segundo caso, todas nuestras esperanzas se han visto arruinadas y ya no nos queda más que la angustia de sentirnos atrapados”. La Vanguardia habla con ella para saber qué hay detrás de lo que en su día se bautizó como “mal del siglo”.
¿Qué le ocurre a nuestro cuerpo cuando nos aburrimos?
Hay cambios en el consumo de oxígeno, la presión arterial, y la frecuencia cardiaca. Nuestros niveles de excitación cortical descienden por una situación o realidad sin interés, monótona, repetitiva o carente de significado. El cuerpo busca una solución para escapar de esta situación. Y esto puede afectar incluso a nuestra piel.
¿Aburrirse es un factor de riesgo? En algunas ocasiones se ha dicho que fomenta incluso la creatividad…
Esto es un mito. No está demostrado que lleve a ser más creativo, y más bien sucede todo lo contrario. Cuando sientes aburrimiento, las alteraciones a nivel físico te invitan a que restablezcas tu estado de normalidad. De hecho, hay estudios que indican que el aburrimiento puede quitar años de vida. Annie Britton y Martin Shipley, del University College de Londres, publicaron una investigación en International Journal of Epidemiology que demuestra que las personas que suelen sentirse aburridas mueren antes. Una persona con tendencia a aburrirse adopta estilos de vida menos saludables. Son personas más sedentarias, comen más, duermen a deshoras y desarrollan conductas adictivas. Y esto al final se traduce en la reducción de años de vida.
Las personas que suelen sentirse aburridas mueren antes, adoptan estilos de vida menos saludables, son más sedentarias, comen más, duermen a deshoras
¿Y por qué nos aburrimos?
El aburrimiento es una sensación de malestar. Te encuentras mal cuando tu necesidad de estimulación no es correspondida por tu entorno. Cuando una actividad con la que te intentas comprometer no cumple tu expectativa o cuando tienes que pasar por algo repetitivo, que ya no te supone ningún reto y lo haces por compromiso u obligación. Puede ser una actividad de ocio, pero también el propio trabajo. Los estímulos que necesitamos cambian a lo largo de la vida, pero también a lo largo de un mismo día. Y el aburrimiento no es nada más que la manifestación de un desajuste. No pasa nada si solo dura un rato, y si encuentras cómo salir de él. Pero si no se ajusta, puede tener consecuencias negativas para la salud.
Dice que a veces el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Sí, porque si bien es cierto que ahora tenemos muchas más opciones para entretenernos que nuestros antepasados (como son los parques temáticos, el fútbol u otros eventos deportivos, los museos y galerías…), este ocio se acaba volviendo en sí mismo aburrido, predecible y rutinario.
No pasa nada si el aburrimiento solo dura un rato, y si encuentras cómo salir de él. Pero si no se ajusta, puede tener consecuencias negativas para la salud
¿Hay solución? Recoge en su libro las palabras del filósofo Johann Gottlieb Fichte que dijo que solo el cultivo intelectual que requiere del ejercicio mental es capaz de revertir el aburrimiento. ¿Esto significa, por ejemplo, leer más? ¿O qué otras actividades podrían ayudar?
Yo no creo que solo el cultivo intelectual sea capaz de revertir el aburrimiento. No se trata de leer más o estudiar más, no se trata de alta cultura. Se trata de que pensemos como queremos ocupar el tiempo, que tomemos conciencia de lo que a cada uno realmente nos hace felices: practicar jardinería o montar en bicicleta. Si eso es lo que nos llena, es la solución al aburrimiento. Hay que buscar, conocerte a ti mismo, y dar con la clave de aquellas ocupaciones que para ti realmente tienen significado y te hacen sentir que estás ocupando tu tiempo de una forma valiosa y no malgastándolo. Cada uno tenemos las nuestras. Hay que esforzarse por probar cosas hasta ver que es lo que de verdad nos llena, en lugar de llenar el tiempo vacío con lo primero que se nos pone delante, que normalmente es la pantalla.
Usted trabaja en proyectos para el bienestar y prevención del aburrimiento en los mayores. ¿Tenemos que animar a nuestros mayores a que hagan más cosas para que no pasen el día sin hacer nada?
Tenemos que animarlos a que puedan decidir qué quieren hacer. Hay un momento en que nos convertimos en los padres de nuestros padres y esto es terrible. Lo hacemos con buena intención, pero estamos proyectando en ellos nuestra demanda de estímulo: a nosotros nos parece que hacen poco y queremos traerlos a nuestro territorio. Esto los puede agobiar. Si cognitivamente están bien, les debemos sugerir o preguntar, pero también escuchar qué es lo que quieren.
Para revertir el aburrimiento, se trata de dar con las ocupaciones que para ti tienen significado

El aburrimiento puede aumentar en la edad avanzada, y si se cronifica puede convertirse en un problema de salud.
¿Nos aburrimos más a medida que nos hacemos mayores?
Todas las personas tenemos un “catálogo de opciones” para llenar el tiempo de forma significativa. Sabemos cómo escapar del aburrimiento: cómo entretenernos, distraernos o cambiar de actividad hacia una que nos motive más. Pero a medida que nos hacemos mayores, el catálogo se va limitando. Algunas cosas quizás no las podemos hacer porque tenemos menos movilidad. Otras porque ya no nos ilusionan como antes. Y con los años a muchos se les acaban los recursos y más si no están dispuestos a probar cosas nuevas.
¿El aburrimiento se puede convertir en una enfermedad?
Sí, existe el aburrimiento crónico. Cuando una persona refiere aburrimiento constante estamos ante algo patológico. Y hay escalas de medición para cuantificarlo. En el contexto residencial vemos dos casos: cuando el problema tiene que ver con la institución, es un problema de carácter sociológico, ya que hay protocolos rígidos que no les permiten hacer lo que querrían, y esto se puede mejorar, por ejemplo, incrementando el número de profesionales para acompañar emocionalmente. Y luego hablamos de personas que se han quedado “sin catálogo”: que ya no saben cómo salir de esta situación, no se les ocurre nada. Y ahí tiene que entrar un experto en salud mental.
El aburrimiento se puede convertir en una enfermedad, y hay escalas para cuantificarlo
LAS RESIDENCIAS EN ESPAÑA, EN CIFRAS
En España hay 5.188 residencias para personas mayores y un total de 381.514 plazas. También hay 1.455 centros para personas con discapacidad que tienen 49.435 plazas. Y 188 centros están dirigidos a ambos colectivos. En total, más de 6.800 centros para acoger alrededor de 437.000 personas. En el caso de centros dirigidos a personas mayores, el 75% son de titularidad privada, frente al 25% de titularidad pública. Así lo recoge el primer censo publicado por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, que también indica que el 56% de los mayores comparte habitación con algún compañero, y el 51% de las plazas para este colectivo están en centros con capacidad para más de 100. En relación con el perfil de los residentes, en los centros de personas mayores el 70% de las personas que residen son mujeres, y el 75% tiene 80 o más años.
Acaba de realizar un importante estudio en residencias públicas, privadas y concertadas de todo el país, con más de 400 entrevistas a usuarios, trabajadores y directivos para conocer hasta qué punto el aburrimiento está presente entre los que residen en estas instituciones. En otoño publicará los resultados, pero algunos ya los puede avanzar. ¿Cómo están nuestros ancianos en las residencias?
El 27% de los ancianos que viven en residencias desean que la muerte llegue ya. He hecho entrevistas a todo tipo de perfiles siempre con la misma pregunta: “Te gustaría que se acabase ya la vida?” Y me dicen que sí, de manera natural. Incluso, en un porcentaje mucho más pequeño, algunos me transmiten que están pensando en quitarse la vida.
¿Y cuál es el motivo? ¿Por qué los mayores no quieren seguir con vida?
Más del 52% aseguran estar aburridos constantemente y totalmente desempoderados. No pueden decidir a qué hora levantarse, ni qué comer, ni cuándo bañarse. No pueden hacer tampoco muchas de las actividades que les podían interesar o con las que se distraían. No pueden tomar decisiones propias. Y esto hace que en general sean reacios también en apuntarse a las actividades que allí les proponen. Al final, el que está aburrido constantemente y no encuentra actividad que le motive, acaba durmiendo todo el día, estando de brazos cruzados y crece el nivel de deterioro de las facultades cognitivas y el nivel de dependencia. La soledad no deseada es otro de los principales problemas de nuestros mayores, en el caso de las residencias afecta al 34%, pero la incidencia del aburrimiento es aquí mucho mayor. Y estamos descuidando este factor de riesgo.
El 27% de los ancianos que viven en residencias desean que la muerte llegue ya, más de la mitad aseguran estar siempre aburridos y totalmente desempoderados
11 de abril, el día más aburrido de la historia
Dicen que el 11 de abril de 1954 fue el día más aburrido de la historia. Así lo determinó en 2010 un programa informático desarrollado por William Tunstall-Pedoe, experto en Inteligencia Artificial y miembro clave en el equipo que creó Alexa de Amazon. Tunstall-Pedoe puso a analizar 300 millones de datos sobre acontecimientos históricos de los últimos dos siglos. Salvo unas (predecibles) elecciones en Bélgica, el nacimiento del intelectual turco Abdullah Abadar y el fallecimiento del ex centrocampista Jack Shufflebotham, el día llamó la atención por la poca cantidad de eventos sucedidos. Él mismo sentenció: “Este día en particular fue extremadamente notable porque casi no sucedió nada”.
Nos comentaba que la comida es uno de los temas más importantes y apenas se le presta atención.
Hay un problema brutal con la comida. Es el principal problema que ha detectado el estudio. Todos se han quejado de la comida. Para ellos es aburrida. Y es que comer siempre lo mismo, no tener oportunidad de probar nada distinto, algo diferente del menú pactado… no tiene ninguna gracia. El menú del día es un aspecto muy importante para dotar tu vida de ilusión. Y mucha gente mayor quiere vivir más solo si merece la pena.
Esto último, ¿lo aplicamos solo a las residencias o nos lo deberíamos aplicar todos?
Por supuesto que esto aplica a todas las edades. Hace ya mucho tiempo que el ser humano no se puede conformar solamente con sobrevivir. Para que esto tenga algún sentido, necesitamos supervivir. Es esencial que todos logremos encontrar la manera de dotar de sentido nuestro paso por este mundo.