Opinión
El Estado soy yo y yo soy violencia


Directora corporativa y de Relaciones institucionales.
-Actualizado a
No es sólo el debate sobre la autonomía estratégica de la Unión Europea (más Reino Unido), sobre la seguridad, sobre la defensa o sobre nuestra pertenencia a la OTAN. El debate de la independización definitiva de la UE de EUA va mucho más allá y tiene mucho que ver -ya lo saben- sobre si queremos ser y comportarnos como una unión de Estados idéntica a los Estados Unidos -con todo lo que conlleva- u otra cosa, manteniendo (o retomando o iniciando... ) la idiosincrasia europea con la que se fundó la UE, aunque la diversidad de sus Estados y actuaciones individuales y/o comunitarias nos hayan hecho dudar de tal cosa por su brutal incoherencia violando los derechos humanos, sea directamente en sus fronteras o con su silencio cómplice frente al genocidio de Israel en Palestina ("La Unión está fundada sobre los valores indivisibles y universales de la dignidad humana, la libertad, la igualdad y la solidaridad, y se basa en los principios de la democracia y el Estado de Derecho [...]")
Jeffrey Collins, corresponsal de Associated Press en Columbia (Carolina del Sur, EUA), narraba quirúrgica y asépticamente en el programa de Javier del Pino del pasado fin de semana A vivir que son dos días (Cadena Ser) cómo se ejecuta a los presos condenados a pena de muerte en este estado; Collins fue el único periodista que asistió a la ejecución con un pelotón de fusilamiento del pasado 7 de marzo en Carolina del Sur.
A la entrevista grabada, asistía, a su vez y en directo, la psicóloga forense Virginia Barber (autora de Más allá del bien y del mal, editorial Debate), que contaba su experiencia en las cárceles de Nueva York y explicaba algunas de las consecuencias del sistema carcelario y punitivista de Estados Unidos. En el programa de la Ser, Barber se mostraba contraria a la pena de muerte después de que Collins contara asépticamente que la existencia de la pena de muerte en EUA se explica porque la suya es una sociedad esencialmente violenta, o sea, que tiene la violencia normalizada y el acceso a las armas es solo una de las razones de esto. "Estados Unidos es un país joven, creado con violencia, forjado con violencia y la violencia está presente cada día", razonaba Del Pino, excorresponsal en Washington, al concluir la entrevista con Collins. La pena de muerte forma parte de esa violencia intrínseca a los EUA.
Estados Unidos es un país violento gobernado ahora por personas explícitamente violentas, sea en el mundo real o en el virtual, que da lo mismo, porque el fin que se busca es idéntico y es violento contra lo que se consideran enemigos (migrantes, homosexuales, feministas, ecologistas, activistas proderechos humanos... Lo woke) para deshumanizarlos y extirparlos como tumores malignos de esa sociedad ideal que Trump, Vance o Musk quieren que sean los EUA, en primer lugar, pero también el resto del mundo.
La violencia inherente a los Estados Unidos se explica perfectamente también en la biografía del vicepresidente y posible sucesor de Trump, J. D. Vance. Hillbilly Elegy, un libro superventas y con serie exitosa. La de Vance es una biografía violenta por todas partes, desde su familia desestructurada hasta el sistema estadounidense y su ausencia de cobertura pública en las zonas rurales y más desfavorecidas. El vicepresidente de EE.UU. reivindica todos los valores que ahí se presentan como una epopeya, sean la familia armada hasta los dientes, la violencia machista, identitaria y el maltrato infantil, la fuerza bruta masculina, el dinero o la fe religiosa. La moraleja Vance es que él llegó a donde está gracias a todo eso y no, a pesar de todo eso, donde se quedan la muy mayoritaria mayoría de los y las que se crían como él, en Estados Unidos y en el resto del mundo.
Más allá de los gobernantes europeos proTrump -Orbán en Hungría, Fico en Eslovaquia o la calculada ambigüedad de Meloni- y los no europeos -Bukele en El Salvador, Putin en Rusia o Milei en Argentina-, para los que la actual política de la Casa Blanca y su salvajismo institucional desacomplejado son el ejemplo a seguir, lo que resulta inexplicable es que sea en esa violencia consustancial a la sociedad estadounidense donde la UE ha puesto el foco principal para su independencia de esa misma sociedad y sus instituciones: vamos a hacer una Europa de la fuerza, recomiendan, como solución a todos los males, que no son otros que la dejadez de habernos parapetado bajo el paraguas de los EUA sin preocuparnos por nuestra autonomía fáctica, en el amplísimo sentido de palabra, del industrial al defensivo pasando por el social.
Mal hace Bruselas en aferrarse a postulados militares para explicarnos cómo tenemos que independizarnos de EE.UU.; en tratar de inyectarnos el miedo con actuaciones y verborrea de guerra inminente; en advertirnos de que Si vis pacem, para bellum, o sea y para todos los públicos, de que guerra presunta e imaginaria con guerra real se combate. Mal hace la Unión Europea en creer que copiando lo peor de los EUA y su fuerza bruta, vamos a ser el conjunto de Estados miembros que nos prometieron que seríamos como adalides de la paz mundial. Suena a chiste si no fuera una tragedia. O muchas a la vez.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.