Opinión
Un Sumar de derechas
![espinosadelosmonteros Iván Espinosa de los Monteros, y Rocío Monasterio en una imagen de octubre de 2024.](https://imagenes.publico.es/files/image_horizontal_mobile/uploads/2025/02/01/679e42297c915.jpeg)
![Anibal Malvar](https://imagenes.publico.es/files/avatar/uploads/2024/12/09/6756b5e2bb7df.jpeg)
Por Anibal Malvar
Periodista
Leo en algunos medios de nuestra derecha que un sector del Ibex 35 ya no quiere a Vox, y que se está fraguando un nuevo partido liderado por Iván Espinosa de los Monteros y con Albert Rivera como escudero fiel. El periodista de El Confidencial Esteban Hernández califica la futura startup electoral del Ibex como un "trumpismo de centro" o "un Sumar a la derecha".
La historia se repite. En junio de 2014, el presidente del Banco de Sabadell, Josep Oliu, pronunció una conferencia muy impropia de un banquero. Arremetió contra PSOE y PP por castrar la iniciativa empresarial española, y llamó "casta" a los sindicatos mayoritarios y a la patronal. Era como si Pablo Iglesias hubiera abducido al pobre magnate. De hecho, Oliu remató pidiendo, con su risa alumbrada de millones, "una especie de Podemos de derechas". En apenas unos meses, un partidillo hasta entonces residual llamado Ciudadanos se convirtió en clave para la gobernabilidad de España. Mira qué casualidades.
Ahora se rumorea que nuestra oligarquía desea cargarse a Vox y diseñar "un Sumar trumpista" que aglutine a los descontentos del PP, eufemismo con el que solemos calificar a lo más rancio y violento de nuestra ultraderecha.
Iván Espinosa de los Monteros reúne todas las condiciones para asumir ese liderazgo trumpiguay. Tiene barba y apellidos de señor feudal, es rico de cuna, sabe decir bobadas en varios idiomas, es descendiente de un embajador franquista en el Berlín de Adolf Hitler, católico, monárquico y del Real Madrid, su enfrentamiento a falangistas y opusinos de Vox le da pátina de moderado, y es tan heterosexual que está felizmente casado con mi Cruella de Ville ultrafashion, o sea, Rocío Monasterio. Fascinante dama.
Tanto él como su mujer han tenido ya problemas graves con la Justicia, así que es innecesario que demuestren su honradez. Él ha sido condenado por fraude. Ambos, por emitir facturas falsas. A la política hay que venir ya delinquido. Al parecer es algo que valoran mucho los financiadores de este nuevo experimento ultra.
Nuestro Ibex 35 no acaba de dar con la clave a la hora de diseñar y financiar partidos muleta cuando se le desgastan los tradicionales. Yo lo achacaría a su escaso interés en invertir en I+D+I. El falangismo aletrado de Ciudadanos naufragó porque, aunque lo forraron de oro financiero, incienso académico y mirra mediática, no le diseñaron pensamiento: fueron transversales, fueron socialistas, fueron liberales de un día para otro, y hasta cometieron la osadía de no pactar gobierno con el PSOE cuando era una orden directa del Más Allá, de los Poderes Superiores, del Lado Oscuro de la Fuerza, de los que ponían la pasta.
Aunque también le ha salido mal al Ibex 35 y ahora lo quieren fulminar, el caso de Vox es bien distinto al de Ciudadanos, aunque los dos sean un fraude. Pero es que Vox ha llegado al paisaje político en tiempos en los que el fraude es dios, y casi de repente la multinacional del fraude se ha convertido en un difuso ente mucho más poderoso que ese Ibex 35 que creó a Vox.
Ahora Vox juega en otra división, y son los prebostes del Ibex 35 los que acuden a las llamadas de Vox, y no viceversa. La reciente victoria de Donald Trump, el más que previsible éxito de los neonazis alemanes en las elecciones de este día 23, Francia, Italia, Víktor Orbán y todo un negro etcétera universal están fortaleciendo a Vox. El partido de Santiago Abascal, en un alarde de chulería, le ha demostrado al capital español que ya no depende de sus paguitas: las campañas electorales de 2023 se las financió el Magyar Bankholding, húngaro y putinista, con nueve millones.
Por todo esto sospecho que la startup de Espinosa de los Monteros, el IvanVox de última generación que planean los ricos, no va a funcionar. Crearon un monstruo tan perfecto y tan descerebrado como el de Víktor Frankenstein, y ahora no pueden civilizarlo. Y se extiende por todo el planeta. De repente, al contrario que en la novela romántica, el monstruo se da cuenta de que no está solo. De que hay multitudes semejantes por todo el mundo. Y esa fuerza ya no la para ni todo el dinero del Ibex.
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