Tanques o alquiler asequible: dos concepciones de "seguridad" que dividen la política española
La comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso del pasado miércoles pivotó sobre un concepto, el de "seguridad", que no todas las fuerzas parlamentarias entienden de la misma forma.

Madrid-
¿Armarnos nos hace más seguros? ¿Más gasto en defensa significa más seguridad? ¿O la seguridad tiene que ver, más bien, con que los ciudadanos tengan cubiertas sus necesidades? Es la discusión que subyace en el debate que atraviesa en estos momentos no solo la política española, sino la política europea en general. La comparecencia que ofreció Pedro Sánchez este miércoles se convirtió, en última instancia, en un contraposición de dos formas de aproximarse al concepto de "seguridad".
La deriva que ha tomado la Unión Europea en los últimos meses —y que suscribe el Gobierno de España— responde a una lógica militarista clara. No en vano, el nombre con el que se bautizó la iniciativa para aumentar en 800.000 millones de euros el gasto en defensa fue el de Rearm Europe, a pesar de que en este punto, y tras las críticas de líderes como el propio Sánchez o la ultraderechista Giorgia Meloni, primera ministra italiana, finalmente se haya cambiado por Preparación 2030.
Varios diputados de izquierdas del Congreso, contrarios a esos planes, han ironizado esta semana a cuenta de ese rebautismo y han acusado a Sánchez de querer maquillar la voluntad de aumentar el desembolso en armamento. El presidente del Ejecutivo insistió hasta la saciedad desde la tribuna de la Cámara Baja en que no se tocaría "ni un euro del dinero destinado al gasto social" para financiar ese incremento del gasto militar.
Es algo de lo que desconfía la práctica totalidad de sus aliados, aunque en Podemos lo han expresado con una vehemencia superior. Fuentes de los morados insisten, en conversación con este medio, en que los Presupuestos prorrogados son los últimos que salieron del Gobierno de coalición que compartieron con el PSOE y, remarcan, no estaban diseñados para elevar al 2% el gasto militar. "Si tienes que poner dinero en un sitio", apuntan, "tienes que quitarlo de otro. Esto no es como aquella película de Todo a la vez en todas partes. Es imposible".
De todas formas, más allá de esa promesa de Sánchez, hay dos ideas de fondo sobre esta cuestión que chocan entre sí; que son opuestas. Lo que propone la UE y defiende también Sánchez es que en este momento de inestabilidad internacional con una Rusia exhibiendo expansionismo y unos Estados Unidos virando su política militar, los países de la Unión tienen que fortalecer su defensa para convertirse en un agente autónomo y más seguro.
El Partido Popular se alinea perfectamente con esa idea y la extrema derecha, con todavía más ahínco. El fortalecimiento de las fronteras para ofrecer "seguridad" a los países europeos es uno de sus leitmotivs y, aunque Vox aborrece dar autonomía y poder a la UE —tal y como se clamó en la cumbre del partido europeo ultra Patriots en Madrid—, apoya el gasto en defensa en aras, precisamente, de blindar las fronteras.
"La extrema derecha se ha apropiado del concepto de seguridad, cuando históricamente es un elemento propio de las izquierdas o del espacio progresista", explica Ángel Muelas, jurista, politólogo y codirector del colectivo Ideas en Guerra en conversación con Público. "Es evidente que necesitamos ciudades más seguras", abunda, "pero una ciudad más segura no es una ciudad con más policías, sino, por ejemplo, una ciudad más verde y sostenible". Dicho de otra forma, "un país más seguro no es un país que invierta más en armas, sino un país en el que tu vecino esté bien".
Muelas añade que, en cualquier caso, el de "seguridad" es un concepto "amplio y manido" y que hay que hay que "llenarlo de contenido". Precisamente eso es lo que se ha dado en el Congreso en las últimas semanas: un pulso para llenar de significado el concepto de seguridad. Por un lado, la seguridad entendida como el gasto en armas y en defensa; en protección contra los eventuales agentes desestabilizadores; aumentar el gasto militar para hacer una Europa autónoma y más "segura".
Ese incremento del gasto que el Ejecutivo ha puesto en la parte superior de la agenda y al que le está dando prioridad absoluta contrasta con las preocupaciones de los ciudadanos. El último barómetro del CIS señala que el papel de España en el marco internacional es la preocupación número 24 de los encuestados, mientras que las guerras caen a la posición número 36. Solo un 3,6% de las personas consultadas sitúa uno de esos dos elementos como el principal problema de España.
En cambio, la vivienda es el primero. Un 28,4% de la muestra lo cree así. La sanidad lo es para 12,4%, el noveno problema más importante. Es esa otra concepción de la seguridad. La seguridad de tener los derechos y el Estado del bienestar cubiertos.
La seguridad de tener cubiertos los derechos
Ione Belarra (Podemos) o Verónica Martínez Barbero (Sumar) rebatieron a Sánchez el miércoles en el Congreso en esos términos. "Si creen que la militarización de Europa va a traer la paz, eso es contrario a las lecciones que nos ha dado la historia", le espetó la líder morada a Sánchez: "El problema de este país es la vivienda, no Putin". Belarra definió así lo que ella y su partido entienden por seguridad: "Seguridad es que te cojan rápido en el médico cuando tienes un cáncer".
Es una idea muy parecida a la que transmitió Martínez Barbero, la portavoz de grupo de Sumar en el Congreso. "No habrá seguridad si dejamos atrás a la mayoría", remarcó y retó, de alguna forma, a Sánchez cuestionando si lo que se está buscando en la UE es "la seguridad de los pueblos" o una "sociedad permanentemente preparada para la guerra".
Está por ver cuál es la fórmula con la que el Ejecutivo termina alcanzando ese 2% pactado con la OTAN. Sánchez anunció en su intervención un plan de defensa que, en principio, estará elaborado en verano. Este mismo viernes, ya han habido renuiones en Moncloa entre el líder del Gobierno y empresas de los sectores aeroespacial y telecomunicaciones, seguridad y defensa. El socialista se ha esmerado en recalcar lo amplio de los conceptos defensa y seguridad, en los que caben desde la inteligencia hasta la protección del espacio digital español.
Es un extremo, en cualquier caso, opuesto a la concepción de la seguridad que defienden los aliados que tiene a su izquierda y la creciente inestabilidad internacional —el "desorden mundial", como lo define Ángel Muelas— evidencia que la discusión alrededor de esta cuestión no terminará con la comparecencia y los debates de las últimas semanas.
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