Abascal se refugia en alianzas internacionales mientras Vox se agrieta entre deserciones
Ante el ruido provocado por las sucesivas deserciones en los últimos años, los de Abascal ya no esconden el rumbo autoritario del partido.
Patriots celebra su segunda cumbre este fin de semana en Madrid y hace suyo el lema de Trump.

Madrid--Actualizado a
Hace tiempo que Santiago Abascal se siente más cómodo en la esfera internacional que en la nacional, que tiene más alianzas fuera que dentro; que se gusta más en su perfil de miembro de una alianza ultraderechista mundial, que de presidente de un partido que no consigue la paz interna ni con las encuestas a su favor. Por eso Vox usará la cumbre de Patriots que se celebra este viernes y sábado en Madrid para intentar cerrar la enésima crisis de la formación, provocada por la dimisión de Juan García-Gallardo, y acallar las voces críticas con la falta de democracia dentro de su organización.
Con Abascal y su equipo centrados en los preparativos de la primera reunión de la nueva familia política del Parlamento Europeo impulsada por el húngaro Viktor Orbán tras las europeas de 2024, Patriotas por Europa (Patriots), y de la que el líder de Vox es presidente, la carta de renuncia de García-Gallardo cayó como un jarro de agua fría. El cabecilla del partido en Castilla y León y exvicepresidente del Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco reconoció discrepancias con la dirección nacional y criticó la falta de "reciprocidad" en la lealtad. Como contó este periódico, la distancia entre Bambú y García-Gallardo era vox populi desde hace tiempo y la cúpula de la extrema derecha no tenía pensado que el abogado burgalés repitiera como candidato en las próximas elecciones.
A raíz de la ruidosa salida de García-Gallardo, la última de una larga lista de purgados, Abascal ha mandando un aviso nítido a los dirigentes de Vox: "Que dejen de mirarse el ombligo". En una entrevista concedida a Negocios TV, el presidente de Vox dejó claro que nadie es imprescindible y que solo son "instrumentos al servicio de un bien mayor". Salvo él y su núcleo duro —formado por Kiko Méndez Monasterio, que no tiene cargo en el partido pero sí toda la influencia, Enrique Cabanas y Gabriel Ariza—, que son quienes llevan el timón, nadie tiene capacidad de decisión.
Así, una década después de su fundación, Vox es una formación personalista donde no caben más liderazgos que el de Abascal y que no tiene ningún interés en asentarse en los territorios. Las órdenes salen de la madrileña calle Bambú — ahí se encuentra la sede del partido— y han de acatarse.
El secretario general de Vox en el Congreso, José María Figaredo, lo explicitaba esta semana en una entrevista en Radio Nacional: "Si alguien de repente se da cuenta de que él quería ser una especie de barón autonómico, pero de Vox, y de que eso no tiene cabida en Vox, entonces esa persona tiene una opinión diferente de la línea que realmente tiene el partido (...) El sistema de Vox es que se vota a la presidencia, a la cabeza, y esa cabeza es la que marca la estrategia".
Ante el ruido provocado por las sucesivas deserciones en los últimos años, especialmente tras el mal resultado de las generales de 2023, los de Abascal no esconden el rumbo autoritario del partido que ya purgó, antes que a García-Gallardo, a Macarena Olona, Víctor Sánchez del Real, Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio o Carla Toscano. Todos los que en algún momento marcaron perfil propio han sido laminados. El que fuera gurú económico de Vox, Rubén Manso, lo explicaba así en una entrevista en 2023, justo después de ser excluido de las listas electorales: "Los partidos políticos tienden al estalinismo, todos (...) Las disciplinas de partido exigen lógicamente gente con menos criterio y menos formación. Se renuncia a los mejores".
"Make Europa Great Again"
Lo cierto es que Abascal no tiene ningún interés ahora mismo en reclutar talento y agrandar sus filas, sino en proyectarse como el 'elegido' en España de la red ultraderechista global. El 2024 fue un punto inflexión en esta estrategia: Vox salió de los gobiernos del PP en un movimiento que ha venido acompañado de una subida en las encuestas y recuperó el discurso más populista y centralizado. A su vez, Abascal ha conseguido ganar una potencia notable en la esfera internacional.
La cumbre de este fin de semana es un paso más. Inspirándose en el MAGA (Make América Great Again) de Donald Trump, tendrá como lema MEGA (Make Europea Great Again, que significa "Hagamos Europa grande otra vez") y hará coincidir en la capital española a Orbán con Marine Le Pen y una decena más de partidos ultraconservadores como el Partido de la Libertad (FPO), ganador de las últimas elecciones en Austria.
El encuentro, según explicó el portavoz de Vox José Antonio Fúster, se centrará en trazar la "estrategia" a seguir en los próximos meses por parte Patriots, el tercer grupo de la Eurocámara. Su objetivo, crecidos con la llegada de Trump a la Casa Blanca, es "consolidar la alternativa" al "consenso de populares y socialistas, que gobiernan juntos en Bruselas".
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