Babord, la sólida e inédita alianza entre los Comuns y la CUP que está a punto de lograr la alcaldía de Vilassar de Mar
La próxima semana se votará la moción de censura contra Junts presentada entre la formación de izquierdas, ERC y el PSC. Explicamos el origen y las claves de un movimiento político consolidado que ya supera la década de vida.

Barcelona--Actualizado a
El próximo martes, día 25, Vilassar de Mar (en la comarca del Maresme, en Barcelona) celebrará un pleno extraordinario para debatir y votar la moción de censura registrada la semana pasada por Babord, el PSC y ERC contra la alcaldesa, Laura Martínez (Junts). Si, como parece, la moción tira adelante –los tres grupos suman la mayoría absoluta al reunir 11 de los 21 concejales del pleno–, la nueva alcaldesa será Elena López, candidata de Babord y hasta ahora jefa de la oposición municipal.
Sería la primera vez que la alcaldía de la localidad costanera, de poco más de 21.000 habitantes, recaería en Babord, una formación asamblearia que constituye un fenómeno inédito en la política catalana. Bajo esta marca se agrupan la CUP y los Comuns, además de personas independientes de izquierdas en muchos casos vinculadas a movimientos sociales del municipio. Hasta 2015, la alcaldía siempre había estado en manos de la antigua CiU o del PSC, mientras que los dos siguientes mandatos pasó a ERC y en 2023 la obtuvo Junts.
Babord se presentó en sociedad hace más de una década, en junio de 2014, aunque las conversaciones entre las asambleas locales de la CUP y de ICV –entonces los Comuns todavía no existían– habían arrancado el otoño anterior. Era un momento de ebullición, en que bajo el estallido del 15M y del procés independentista se vivía una proliferación de nuevas candidaturas y confluencias de izquierdas que asaltarían las instituciones en las elecciones municipales de 2015, con unos resultados a menudo espectaculares, con la victoria de Barcelona en Comú en la capital catalana como ejemplo más destacado.
Proliferaron candidaturas que agrupaban a las antiguas ICV y EUiA con personas vinculadas a los círculos de Podemos, listas de la CUP con personas de Podemos, otras entre CUP y EUiA e, incluso, alguna entre la CUP e ICV. En la gran mayoría de casos, pero, la experiencia no fue más allá de un solo mandato y hasta se dieron rupturas de grupos municipales en medio de la legislatura.
Babord, en cambio, no solo se mantuvo, sino que se ha consolidado y en las últimas elecciones, las de 2023, obtuvo sus mejores resultados con 1.957 votos –el 22,06%– y cinco concejales, superando los cuatro obtenidos en 2015 y los tres de 2019. ¿Cómo se explica la pervivencia inédita de Babord? ¿Cuáles son sus grandes banderas políticas? ¿A qué responde la moción de censura? De todo ello hablamos con Martí Casares, antiguo militante de ICV e implicado en el proyecto desde el inicio, y con Elena López, concejal desde 2019 y futura alcaldesa si, como está pactado, triunfa la moción.
"Ir más allá de una simple coalición"
Sobre el origen de Babord, Martí Casares comenta que tras las elecciones locales del 2011, tanto ICV-EUiA como la CUP contaban con un edil en el consistorio y que "tenían muy buena sintonía entre ellos y en la mayoría de casos votaban lo mismo". "Esto es lo que nos llevó a decir que teníamos que ir más allá, porque desde una perspectiva muy local hacíamos una política de izquierdas muy común. Y diría que lo que era diferente era la voluntad de no querer hacer simplemente una coalición electoral, sino una cosa mucho más amplia y a partir de aquí encontramos gente que había estado en el PSC y había salido enfadada y estaba interesada en hacer una alternativa de izquierdas, gente del 15M o gente que había militado en movimientos locales", relata.
Con el barco de Babord dispuesto a navegar electoralmente, el compromiso era claro: ni la CUP ni ICV-EUiA concurrirían a los comicios y sus militantes formarían parte del movimiento estrictamente local como miembros individuales y, como recuerda Casares, "si hacía falta, ya nos pelearíamos con las cúpulas [nacionales] de los partidos para que lo aceptaran".
La democratización del ayuntamiento, con una mayor participación de la ciudadanía en la toma de decisiones; la apuesta por proteger el suelo agrícola de Vilassar y la lucha contra la masificación urbanística; o la defensa de unos servicios municipales "públicos y de calidad", de una fiscalidad justa, del derecho a la vivienda, a través de la potenciación de políticas de "alquiler social y cooperativas de viviendas", o la mejora del transporte público son algunas de las líneas programáticas que han marcado a Babord desde su creación. Siempre bajo la premisa de "construir un pueblo socialmente justo donde todo el mundo pueda ver dignamente".
Poner hincapié en "aquello que nos une"
En una década de especial intensidad política en Catalunya, Casares no niega que se han vivido tensiones dentro de Babord y que "en algunos momentos han sido importantes", pero matiza que si bien "a veces han venido de discrepancias entre ICV [ahora Comuns] y la CUP, no siempre ha estado así, también ha habido entre gente de la asamblea más propartidos y gente más antipartidos".
Así, por ejemplo, entre los partidos hubo tensiones sobre para quienes sumaban los votos a Babord a nivel supramunicipal –Consejo Comarcal del Maresme y Diputación de Barcelona–, y después de que fueran primero a la CUP, en los últimos comicios se acordó que no iban ni hacia la formación anticapitalista ni hacia los Comuns. En cuanto al procés, Casares explica que se decidió que "Babord sería un partido que se proclamaría independentista, estará a favor de la república catalana, pero aceptará que dentro de la asamblea haya personas que no sean independentistas". Una fórmula posible gracias al hecho que los militantes provenientes de la antigua ICV en el municipio eran mayoritariamente independentistas, pero que a la vez permitió integrar a activistas de izquierdas que no lo eran.
A la hora de explicar las claves de la continuidad del proyecto, la concejal Elena López destaca que "hay gente que llevamos mucho de tiempo en el núcleo de Babord, esto nos ha permitido conocernos mucho y tenernos mucha confianza tanto entre nosotros como en el grupo. Además, hemos tenido muy claro que primero somos Babord y nadie antepone nunca los intereses de la CUP o los Comuns, sino los de los vecinos. Para nosotros ha sido una manera natural y fácil de funcionar".
Casares añade que "hemos tenido la suerte que siempre hemos mantenido una presencia importante en el ayuntamiento y esto nos ha dado una visibilidad importante en el pueblo. Siempre hemos intentado salir fuera del ayuntamiento y hacer cosas, hemos sido los que hemos montado actos diversos, manifestaciones...". Además, reflexiona que pese a la ebullición de candidaturas diversas de izquierdas surgidas hacia 2015: "No tuvimos nunca la sensación de formar parte de un movimiento global, sino que nos hemos centrado mucho a nivel local, de Vilassar".
Finalmente, apunta que "hemos querido unir en vez de desunir y hemos puesto hincapié en aquello que nos une y no en las discrepancias". En este sentido, recalca como factor importante que han puesto mucha atención en los cuidados internos, un hecho que ha contribuido a gestionar las inevitables discrepancias en cualquier grupo humano. Del mismo modo, han tenido en cuenta factores como, por ejemplo, hasta qué punto "la política quema a las personas", cuestión que se ha gestionado a través de un sistema de relevos de sus representantes en el consistorio que ha permitido que bastantes personas dentro de Babord ya tengan experiencia institucional.
Moción contra la "parálisis" del gobierno
Sobre la voluntad de articular una alternativa de gobierno a Junts, Elena López recuerda que tras los comicios de mayo de 2023, Babord ya planteó conformar un ejecutivo conjunto con ERC –que tiene tres concejales– y el PSC –tres más–, pero que entonces no fue posible, porque estos dos partidos "no lo vieron". Los republicanos, de hecho, habían tenido la alcaldía entre 2015 y 2023, pero en las elecciones habían experimentado un enorme retroceso al pasar de nueve a tres representantes. Por todo ello, optaron por quedarse en la oposición en primer término, si bien en noviembre de aquel año entraron al gobierno que hasta entonces integraba la coalición entre Junts y la plataforma local Estimem Vilassar, que había sumado nueve concejales.
Las últimas semanas la situación política local ha cambiado. A finales de enero ERC dejaba el gobierno y dos semanas más tarde lo hacían los dos representantes de Estimem Vilassar, de forma que el ejecutivo de Laura Martínez se ha quedado con solo siete ediles, de un total de 21, lo que ha abierto la puerta a la moción. En este sentido, la jefa de lista de Babord considera que en el gobierno local "fallan muchas cosas" y que lo hayan dejado tanto ERC como Estimem Vilassar responde a que "era imposible gobernar con el equipo de Junts, la alcaldesa es una persona autoritaria, que no ha sabido liderar la cohesión del equipo de gobierno".
Entre otras cuestiones, subraya que ni siquiera se han podido aprobar los presupuestos del 2025, a pesar de que hasta finales de enero el gobierno disponía de mayoría absoluta en el pleno. Además, López cita "el conflicto del gobierno con los trabajadores del ayuntamiento, que desde hace años piden una nueva valoración y relación de los puestos de trabajo porque el municipio tiene una plantilla infradotada" o que la acción de gobierno "esté paralizada", ante la incapacidad de Junts de "entenderse con nadie".
Aunque la moción ha generado tensiones dentro del PSC, básicamente por cierto rechazo por parte de la federación comarcal del partido –que podría comportar la apertura de un expediente a los ediles implicados–, la concejal de Babord asegura que "no tenemos ninguna duda de que tirará adelante". Y añade que "es cierto que a nivel comarcal el PSC ha manifestado algunas dudas en el proceso de negociación, pero lo están solucionando".
Alejar a la ciudadanía de la antipolítica
Tanto López como Casares consideran que la salud del proyecto de Babord es buena y, por lo tanto, tiene futuro. "Nadie piensa que vaya a la baja, siempre hemos tenido el apoyo de los Comuns y de la CUP, y hemos sido absolutamente autónomos a la hora de hacer política y plantear nuestras propuestas. Ha habido algún momento de tensión, pero los hemos superado y tenemos la sensación de que el movimiento va hacia arriba. El hecho de convertirnos en la primera fuerza de izquierdas y en alternativa al gobierno hace que no seamos un partido cualquiera que se pueda disolver", detalla Casares.
Así mismo, añade que el movimiento ha conseguido cosas como "acercar la gente a la política y estimular su participación". "Ver que hay lugares donde alguien que se podría pelear no lo hace, sino que busca la unidad, la logra y le dura, me parece que es acercar la gente a la política y esto para mí es alejarla de antipolíticas", añade.
López, a su vez, admite que no entiende "que no haya más proyectos similares que hayan salido bien". Y, como Casares, pone en valor la voluntad "de acercarnos más a la ciudadanía", un hecho que ,si logran la alcaldía, se tiene que traducir en cuestiones como hacer audiencias públicas de manera periódica "para que los ciudadanos se nos puedan dirigir de manera directa".
En definitiva, acciones que ayudan a "generar la conciencia que la ciudadanía no se puede desentender de la política" y que "te permiten conectar la política con la vida real de las personas". Porque al final, como dice un lema clásico de la izquierda, "toda política que no hagamos nosotros, la harán contra nosotros", un hecho que se acentúa en una época de creciente amenaza de unas extrema derechas en auge. Y en Vilassar de Mar esto ha pasado por una unidad entre la CUP y los Comuns que con el paso del tiempo se ha fortalecido y cohesionado y que ahora, por primera vez, puede liderar el ayuntamiento.
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