La UE acelera el rearme y desconfía de Putin: "No hay espacio para la paz en su plan imperialista"
En Bruselas denuncian que mientras se obliga a Kiev a negociar de forma incondicionada, Putin no deja de imponer requisitos y demandas.
Bruselas-
Los 27 ministros de Asuntos Exteriores de la UE se han dado cita a escasas horas de la esperada llamada entre Donald Trump y Vladimir Putin para dialogar sobre el alto al fuego de un mes en Ucrania. La sensación que se impone en la capital comunitaria es que el presidente ruso está haciendo todo lo posible para sabotear este escenario imponiendo condiciones muy difíciles de aceptar.
Apartados de estas negociaciones, los europeos se agarran a la estrategia de continuar armando a Ucrania, pero divergen sobre el reparto de cargas de la nueva ayuda multimillonaria.
El plato fuerte de la cita ha sido el Plan Kallas, la iniciativa presentada por la jefa de la diplomacia europea para movilizar 40.000 millones de euros destinados al suministro de material bélico a las filas que dirige Volodimir Zelenski. Los Estados miembros, sin embargo, no han llegado a un acuerdo sobre su financiación.
Algunos piden que las aportaciones sean proporcionales al peso económico de cada país, lo que supondría una inversión brutal para algunos como España o Italia. Los ministros sí han dado luz verde a un nuevo pago de 3.500 millones para las arcas ucranianas canalizados a través del Fondo Europeo de la Paz. En el último año, este instrumento ha canalizado 20.000 millones para armar al Ejército ucraniano.
El ministro José Manuel Albares ha defendido que la intención de España es lograr un acuerdo para alcanzar una financiación para Ucrania "sostenible y predecible", pero ha evitado mojarse sobre el plan presentado por la jefa de la diplomacia europea.
"España no ha necesitado una propuesta de la Alta Representante para comprometer 1.000 millones de euros para este año como ya lo hemos hecho en anteriores. Por lo tanto, España va por delante y dando ejemplo", ha defendido Albares a su llegada el encuentro.
El balón pasará ahora al tejado de los Estados miembros. Los 27 líderes de Estado y de Gobierno se dan cita el próximo jueves en Bruselas, en una cumbre europea que pivotará una vez más en torno a la seguridad del continente y a la defensa de Ucrania.
Por su parte, Hungría ha vuelto a dejar este lunes su rechazo a destinar dinero a Kiev. Para evitar el habitual secuestro de Víktor Orbán, el Plan Kallas se vertebra sobre una "coalición de voluntarios" en la que se espera que estén el resto de los 26 socios comunitarios.
"No nos vamos a dejar arrastrar en esto. No permitiremos que el dinero de los contribuyentes húngaros se destine a financiar el suministro de armas a Ucrania. Gracias a Donald Trump, la esperanza para la paz está más cerca que nunca en los últimos tres años. Cualquier intento para socavar las conversaciones de paz es inaceptable", ha afirmado el ministro magiar Péter Szijjastó, a su paso por la capital belga.
¿Tregua inminente?
El elefante en la sala ha sido la paz temporal, que podría estar más cerca que nunca. Donald Trump descolgará el próximo martes el teléfono rojo para hablar con su homólogo ruso sobre la tregua de 30 días planteada por Washington. En Bruselas no acogen las noticias que llegan con demasiado entusiasmo ni optimismo.
"La pelota está en el tejado de Rusia. Vemos claramente que Rusia no quiere la paz. No se puede confiar en Rusia. Va a aprovechar esta oportunidad para exigir sus demandas e imponer sus objetivos de guerra, algo que ya estamos viendo", ha asegurado Kaja Kallas en rueda de prensa.
"Es una prueba para que la Federación rusa demuestre si quiere la paz o no. Ucrania está de acuerdo con el alto al fuego, pero Rusia no deja de poner condiciones, lo que quiere decir que no acepta", ha coincidido el polaco Radosław Sikorski. "Se exige a Ucrania una posición sin condiciones, mientras Rusia no hace más que aumentar sus demandas. No hay espacio para la paz en el plan imperialista de Putin", ha convergido también Kęstutis Budrys, su homólogo de Lituania.
Una de las pocas voces disonantes con la estrategia europea llega desde una personalidad con autoridad pero apartada de la vida política. En una conversación con el rotativo Welt, la ex canciller alemana Angela Merkel ha pedido "entender lo que hace Putin y ponerse en su lugar" porque "es una tarea fundamental de la diplomacia y algo distinto a ser partidario de Putin".
En plena ebullición de los planes de la UE para cubrir el vacío de Estados Unidos en la seguridad del continente y en la defensa de Ucrania aumenta la presión sobre países como España. Cada vez es más recurrente escuchar en los pasillos de Bruselas cómo diplomáticos de otros países aseguran en público y privado que el país debe aumentar su presupuesto en seguridad.
Se está instalando la percepción de que son los bálticos y los países del norte los que están asumiendo sobre sus espaldas el peso de la defensa del Viejo Continente. España destina ahora el 1,28% de su PIB a estas partidas. Lituania, que ambiciona superar el 5%, asegura que todos los Estados miembros deben seguir esta senda para disparar el gasto militar.
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