ERC y Junts reactivan la pugna por la hegemonía independentista tras los acuerdos con el Gobierno
Los de Puigdemont asumen una posición crítica con todos los pactos de los republicanos, desde el FLA a Rodalies o la financiación, y amenazan con poner trabas en el Congreso, mientras negocian las competencias en migración

Barcelona-
La eterna pugna por la hegemonía del independentismo, que mantienen Junts y ERC casi desde el principio del procés pero especialmente a partir del 2018, no parece haber desaparecido. Si acaso se ha transformado y ha cambiado de parámetros. Y es que durante la pasada legislatura, bajo la presidencia de Esquerra en la Generalitat ejercida por Pere Aragonès, Junts articuló una pugna electoral basada en la dicotomía entre la confrontación total que los juntaires mantenían con el Gobierno de Pedro Sánchez, en contraposición a las negociaciones de los republicanos, por ejemplo con la mesa de diálogo.
Algo más de un año después, con el giro estratégico efectuado por Junts con los acuerdos de investidura de Pedro Sánchez, y con el socialista Salvador Illa en la presidencia de la Generalitat, la pugna por la hegemonía independentista se reactiva, pero esta vez a caballo de los acuerdos que tanto Junts como ERC tratan de establecer con el Gobierno español.
Y no parece que la distancia electoral conseguida en las últimas elecciones al Parlament por parte de Junts, con el descalabro de ERC que los sitúa con 35 y 20 diputados respectivamente, pueda apaciguar la lucha entre los dos grandes partidos independentistas. La pérdida de la mayoría independentista en el Parlament, y el regreso de Puigdemont y de Junqueras a la presidencia de Junts y de ERC, mantiene en alto las espadas, pese a las "cordiales" reuniones entre ambos dirigentes -como la última de Waterloo-.
De entrada, Junts ha optado por una posición crítica y de minusvaloración con todos los acuerdos establecidos por Esquerra con los socialistas, tanto para la investidura de Pedro Sánchez como la de Salvador Illa. En las críticas se incluye tanto la condonación de parte de la deuda del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) como el traspaso de Rodalies, pasando por la negociación del nuevo sistema de financiación singular para Catalunya.
Mientras los de Puigdemont se mantienen a la espera de conseguir materializar algunos de los acuerdos que negocian, como el traspaso de competencias en migración o la oficialidad del catalán en la Unión Europea. Mientras, ERC critica la posición "partidista" de Junts por las críticas juntaires a lo que los republicanos definen como "avances de país".
La condonación de parte de la deuda del FLA
Uno de los últimos temas de enfrentamiento entre los partidos independentistas es el de la condonación de parte de la deuda del Fondo de Liquidez Autonómica a las comunidades autónomas, aprobado este miércoles en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, pese al ruido y aspavientos protagonizados por la plantada del PP y sus comunidades autónomas. Pese a que algunas de ellas sean las principales beneficiadas de los 83.252 millones de deuda condonada, especialmente Andalucía pero también el País Valencià o las Illes Balears, de momento los presidentes del PP han optado en bloque por criticar la quita.
Catalunya obtendrá finalmente una condonación de la deuda del FLA de 17.104 millones de euros, un 22% del total. Lo que supone un ahorro de más de 250 millones de euros anuales en el pago de intereses. Una cifra superior a los 15.000 millones que se estableció inicialmente en el acuerdo entre ERC y PSOE para la última investidura de Pedro Sánchez como presidente. Pero pese a los beneficios obvios para las cuentas de la Generalitat, Junts ha hecho emerger la confrontación contra el acuerdo alcanzado por ERC. Hecho no menor, porque la condonación no se hará efectiva sin los apoyos necesarios en el Congreso de los Diputados. Y es aquí donde Junts ya prepara una nueva batalla para hacer valer sus votos, que serán imprescindibles si, como se prevé, el PP mantiene el rechazo total a la operación.
El acuerdo fue anunciado el pasado lunes por el propio presidente de Esquerra, Oriol Junqueras, cuya imagen muestra cierta recuperación de la centralidad política y el protagonismo mediático de los republicanos. Un resurgimiento de ERC, tras el descalabro electoral del pasado mayo, que ha generado preocupación a los estrategas de Junts, en medio del retroceso en el pulso con el Gobierno español que supone la retirada de la Proposición no de ley sobre la cuestión de confianza de Pedro Sánchez. Y sin que Junts haya podido cerrar todavía el acuerdo para el traspaso de las competencias de migración. La reacción fulminante de Junts ha sido cuestionar el acuerdo del FLA e incluso abrir la puerta, en un primer momento, a un voto negativo.
Un miembro de la dirección de ERC consultado habla de una "verdadera obsesión por el protagonismo" por parte de Junts. "La condonación de esta deuda demuestra la capacidad negociadora de ERC, pero es algo muy positivo para Catalunya porque corrige una injusticia y dota a la Generalitat de más recursos para fortalecer los servicios públicos para los catalanes y las catalanas. Ningún partido debería estar en contra y menos uno independentista", asegura este mismo dirigente republicano en referencia a Junts. Pero el propio Oriol Junqueras se muestra convencido -en conversación con Público- de que Junts no votará en contra. El presidente de ERC da por hecho que PP y Vox votarán a la contra, pese al beneficio para las comunidades gobernadas por los populares, pero afirma con convicción que la operación del FLA se aprobará en el Congreso con la mayoría de la investidura.
Según la portavoz de Junts en el Parlament, Mònica Sales, "la experiencia nos demuestra que puede ser una nueva tomadura de pelo" porque "consolida el café para todos". Mientras ERC valora como "un gran éxito" la condonación de prácticamente una cuarta parte de la deuda, Junts reclama la condonación del 100%, y la mayoría de sus dirigentes lo consideran "un engaño". La réplica por parte de los republicanos no se limita a defender la condonación acordada, sino que apunta a la estrategia de Junts: "Es kafkiano que ERC cierre un buen acuerdo y haya quien lo critique sólo porque lo hemos logrado nosotros. Es sectario y tóxico por la política en general, me da igual la bandera que tenga", asegura el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián.
Fuentes del más alto nivel de Esquerra quitan hierro a las amenazas de Junts y apuntan a que en los próximos "días y semanas" habrá conversaciones entre los dos partidos independentistas para tratar el tema. Estas mismas fuentes aseguran que ya ha habido algún primer contacto al respecto, pero que es necesario "intensificarlos". De hecho, Carles Puigdemont ya ha puesto el freno de mano a las críticas: "Que ahora se perdone una parte" de la deuda del FLA "es mejor que no se perdone ninguna", asegura el presidente de Junts. Y su secretario general, Jordi Turull, da marcha atrás apuntando ahora a que sus diputados podrían votar a favor.
Respecto al PP, Junqueras se muestra convencido de que votarán en contra pero añadiendo que "lo harán porque saben que pese a todo se aprobará, es pura fachada porque ningún presidente autonómico puede permitirse renunciar a la condonación de la deuda a su comunidad".
¿Un traspaso de Rodalies integral o insuficiente?
Otro acuerdo estratégico alcanzado por ERC en los acuerdos de investidura es el traspaso del servicio ferroviario de Rodalies. También éste se ha erigido en un elemento de fricción y el propio secretario general de Junts, Jordi Turull, lo califica de "fake". Turull lo justifica porque "el Estado tiene la última palabra" en la nueva empresa mixta que se creará a lo largo de este año para operar Rodalies. El dirigente de Junts advierte que "estaremos ahí mismo, porque hay derecho de veto de las principales inversiones". En este sentido, reitera: "¿Dónde está la madre del cordero? En las inversiones. Si haces una empresa mixta en la que el Estado tiene la última palabra, lo único que haces es duplicar cosas".
En cambio, la ex consellera de Territori del Govern de ERC, Ester Capella, dice que los dirigentes de Junts "critican por sistema". Además, la secretaria general y portavoz de ERC, Elisenda Alamany saca pecho del traspaso acordado por los republicanos y define la última reunión bilateral Generalitat-Estado como el "paso definitivo" para que Catalunya gestione su red de Rodalies, y con un "mejor servicio". "Es un paso histórico", asegura Alamany, quien se muestra "convencida" de que el PSC cumplirá con el acuerdo. La valoración expresada desde Junts es muy diferente: "Un traspaso debería ser integral, e 'integral' significa todo. Si te traspasan los lavabos de la estación, pero no el señor que vende los tickets, que sigue siendo dependiente funcionalmente de Madrid, esto es un lío".
El nuevo sistema de financiación singular
Y un tercer tema estratégico que confronta ERC y Junts es la negociación del nuevo sistema de financiación singular para Catalunya. Ni siquiera en la llamada "soberanía fiscal" los dos partidos independentistas ha podido ponerse de acuerdo. Así lo demuestran las votaciones en el Parlament sobre la financiación en el pasado debate de política general. Se aprobó apoyar la financiación singular pactada entre PSC y ERC, con los votos de los dos partidos y de los Comuns. Pero Junts votó en contra con la CUP, PP, Vox y Aliança Catalana. En cambio, la Cámara rechazó la propuesta de Junts, que apostaba por un "concierto económico".
La propuesta de resolución aprobada y presentada por ERC constata que es necesario un modelo de financiación para Catalunya "propio y singular" que "permita ganar la soberanía fiscal y económica, basado en la negociación bilateral con el Estado, en la que sea la Generalitat la que gestione, recaude, liquide e inspeccione todos los impuestos soportados en Catalunya". También concreta que "la aportación al Estado debe ser en base a los servicios que el Estado preste en Catalunya y en base a una cuota de solidaridad, territorial, medible, transparente y evaluable". El texto de los republicanos también dice que se debe desarrollar la hacienda catalana "como una prioridad" y, por tanto, dimensionar la Agencia Tributaria de Catalunya con "los medios humanos, materiales, económicos y tecnológicos necesarios" de forma que permita recaudar el IRPF a lo largo del año 2026.
En cambio, el Parlament rechazó el texto presentado por Junts que manifestaba la necesidad de un nuevo sistema de financiación "en forma de concierto económico" y que se aplique en Catalunya a través de una ley específica que regule su funcionamiento "fuera del marco de la LOFCA". En este caso, ERC votó a favor junto a Junts, pero el resto de grupos, también la CUP, votaron en contra mientras que los dos diputados de Aliança Catalana se abstuvieron. Según proponía Junts, la ley debe prever que la Generalitat tenga plena soberanía fiscal y normativa sobre los impuestos recaudados en Catalunya; así como incluir la "metodología para determinar la cuota que pagará la Generalitat al Estado". "Esta cuota contemplará los servicios prestados realmente por el Estado en Catalunya y una aportación solidaria decidida por la Generalitat, siguiendo los estándares europeos", decía el texto rechazado.
El ring del atril del Congreso
La pugna entre ERC y Junts se evidencia en muchas de las intervenciones en el atril del Congreso, transformado en ring de boxeo. Así se refería el republicano Gabriel Rufián sobre Junts: "Quieren transmitir la idea de que lo votamos todo a cambio de nada. Daré dos datos: después de negociarlo todo, principalmente las medidas sociales, hemos votado el 89% de las medidas del Gobierno español. Ustedes, sin negociar absolutamente nada, dicho por ustedes, el 86%. Son datos. ¿Quién ha votado a cambio de nada?"
Una crítica recibida por algunos diputados juntaires con risas irónicas y algún bostezo. Mientras el diputado de Junts, Josep Maria Cruset, replicaba: "Han mentido a los catalanes haciendo electoralismo barato. Grandes afirmaciones ya las hemos vivido en el pasado y se han incumplido sistemáticamente". Y es que si algo queda claro, es que la relación entre ERC y Junts está lejos de reencontrar la "unidad" tan proclamada por las bases independentistas, y que ni las cuestiones más esenciales para Catalunya como la mejora de los servicios públicos, de la financiación o de la movilidad, frenarán la encarnizada pugna por la hegemonía a pesar de que no haya ahora mismo en curso ningún proyecto viable para la independencia.
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