Un documental recupera la memoria de la casa de Vicente Aleixandre, "la isla donde se podía hablar"
'Velintonia, 3', firmado por Javier Vila, traza una semblanza de la vida del poeta, criado en Málaga, a través de la casa de Madrid donde vivió más de medio siglo.

Sevilla-
El eco de las palabras, las que construyen poemas y escriben cartas, las que alimentan el amor, la destrucción, la amistad, por supuesto; las mismas que recuerdan y pintan las sombras del paraíso y las historias del corazón y los diálogos y conocimientos y asuntos del ayer, que son, siempre, asuntos del hoy, han resonado de nuevo en la abandonada y maltrecha casa del poeta Vicente Aleixandre.
Han sido recuperadas ahora por el potente documental Velintonia, 3, dirigido por el sevillano Javier Vila y coproducido por Surnames Narradores Transmedia y MLK Producciones, con participación de Canal Sur y RTVE y diversas instituciones públicas.
La película se estrena este jueves en el festival de cine de Málaga. Se trata de una semblanza de la vida del poeta, nacido en Sevilla, criado en Málaga, a través de la casa de Madrid, donde vivió más de medio siglo, que fue un punto de encuentro, refugio creativo, "la isla donde se podía hablar, donde se podía pensar, era el lugar donde vivía el resquicio de la libertad", dice la periodista Rosa Pereda en el documental, un verdadero oasis de libertad para la poesía y la narrativa del Siglo XX, desde la Generación del 27, en la que se ha incluido Aleixandre, hasta los novísimos.
"El concepto del documental es reconstruir esa memoria utilizando la casa como el hilo que va cosiendo todas las historias, me gusta construir un personaje desde el punto de vista audiovisual a base de trocitos de cosas, a través de otras personas", asegura el director, mientras comparte con Público un desayuno en Sevilla.
La película extrae —con precisión de cirujano— del olvido la historia de la casa familiar, en Madrid, del premio Nobel de literatura de 1977, que fue un hogar, un refugio, un lugar de encuentro, un salón, un dormitorio, para los poetas. Allí, fue donde Aleixandre recibió a sus colegas Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Pablo Neruda…. y Miguel Hernández, su gran amigo, quien le llevaba naranjas hasta la cama.
En Velintonia, 3, por ejemplo, se leyeron por primera vez los Sonetos del amor oscuro de Lorca, se afirma. Y en ella se gestó, también, en torno a la figura de Carmen Conde —que fuera primera académica de la RAE y que vivía en el piso de arriba— la Academia de Brujas que congregó a una generación de mujeres artistas que reivindicaban que su voz fuera escuchada.
"Su modo de vida era en reposo [Aleixandre escribió buena parte de su obra acostado]. Entonces, todo el mundo venía a Velintonia. Aleixandre era muy sociable, muy simpático, la amistad para él era muy importante", afirma Vila.
Así, escritores y amigos de Aleixandre, como Vicente Molina Foix, Guillermo Carnero, Marcos Ricardo Barnatán, Antonio Colinas, Jaime Siles, Javier Lostalé, Rosa Pereda y Dionisio Cañas, la última generación que conoció Velintonia en vida del Nobel, vuelven, 40 años después de su muerte, en esta película, a la casa hoy macilenta para recordar, para extirpar el olvido.
Al director, cuenta a Público, la historia de la casa le llega por una canción del grupo Maga, La casa en el número 3, que arranca con este verso: "En la casa del poeta, donde ya no vive nadie". Después, también por la asociación de amigos del poeta, cuyo presidente se llama Alejandro Sanz —no es el famoso cantante—, "el gran defensor de la casa, el el guerrero, el vigilante", afirma Vila.
La asociación lleva años reivindicando que el inmueble, que permanece cerrado y en estado de abandono y "al vaivén de los litigios de los herederos e idas y venidas de las instituciones", según una nota de la productora de Velintonia 3.
Desgarros
La vida de Aleixandre tuvo varios desgarros. La enfermedad condicionó su vida, le obligó a dejar el camino primeramente emprendido y, de algún modo, ya lo llevó a la escritura —y al reposo— de manera ineludible. "Ya nunca volvió a trabajar en lo de antes, ya se dedicó a la poesía a tope", asegura Vila.
Otro gran desgarro para Aleixandre fue el golpe de Estado fascista y la posterior guerra civil, que partió su vida en dos, también la de Velintonia, al igual que lo hizo con la misma historia de España.
La familia de Aleixandre, según se recoge en la película, llegó a la casa el 2 de mayo de 1927. Estuvieron en ella hasta el inicio de la guerra civil, en 1936. Después, como el edificio estaba en el frente de guerra, se fueron a vivir con unos familiares.
El padre de Aleixandre murió en el año 40, según se recoge la película, y a la casa, una vez que la dictadura franquista caía como un telón oscuro sobre Madrid, el poeta regresó con su hermana Concepción, Conchita.
El documental recoge los variados y profundos problemas de Aleixandre, a pesar de sus simpatías republicanas, con "los rojos" en esta etapa y, también, su posterior silenciamiento por el régimen franquista, hasta que un "censor amigo" le permite publicar Sombra del paraíso, en 1944.
Aleixandre, al contrario que muchos poetas no se fue, porque no pudo, se quedó y sufrió. "Intenté marchar, no me dieron permiso para marchar y me quedé y luego enfermo no pude alejarme con los otros [sus compañeros poetas]. Y me quedé prácticamente solo, estaba solo", se escucha en Velintonia 3 la voz del poeta.
Así, tras el golpe, Aleixandre estuvo marcado, señalado. Escribe, pero no publica. Su nombre queda prohibido, es anatema. "El exilio interior, el repudio público", dice Aleixandre.
"Podían callarme, silenciarme, pero no podían destruirme y compuse en esos años Sombra del Paraíso. Tuve la suerte de que me tocara un censor amigo", dice el poeta.
La casa se abre de par en par
En 1949, a través de Dámaso Alonso, Aleixandre entra en la Real Academia de la Lengua. Ahí todo cambia. La RAE, que mantuvo los sillones de los exiliados, le ofrece un escudo protector.
"Ahí ya realmente se vuelve intocable. Y se manifiesta después contra la tortura, la pena de muerte… Y ahí sí que vuelve, claro, la casa. Todo lo que se cortó abruptamente, pues ahora de repente, [retorna]. La casa se vuelve a abrir de par en par y vuelve de nuevo el aire fresco, vuelve la luz", afirma Vila.
"Velintonia —prosigue el director— se convierte en esa época en una especie de meca de la poesía donde todo el mundo quiere ir, los jóvenes poetas. Velintonia se convierte en ese centro donde se conecta todo, a través también de las cartas, Aleixandre estaba todo el día escribiendo cartas. Hay una cantidad de cartas increíble".
Para recuperar al propio Aleixandre y a los demás —Lorca, Neruda, Dámaso Alonso, Carmen Conde, Concha Méndez, Miguel Hernández…— la película cuenta con la participación de intérpretes de la talla de Antonio de la Torre, Ana Fernández, Manolo Solo y Mona Martínez, quienes, con gran arte y prosodia, dan lectura a cartas, poemas y escritos.
"Nunca perdimos ni perderemos a España del todo mientras viva Vicente Aleixandre en Velintonia", afirmó Max Aub. Durante la dictadura, Velintonia fue el espacio donde un grupo de jóvenes escritores encontró un mentor y un espacio en el que expresarse libremente y, tras ella, impulsó al grupo de los novísimos: Aleixandre fue el nexo y el catalizador de todo ello.
Rosa Pereda entrevistó al autor para El País, en 1977. El poeta afirmó entonces: "Es cierto que mis simpatías estuvieron del lado republicano, que había escrito poemas de guerra y colaborado con El Mono Azul como todos los de la generación. Ahora me alegro de no haberme podido ir al exilio: yo quise vivir y he vivido la suerte de mi pueblo. Admiro a los compañeros que se fueron con tanta dignidad, pero no me arrepiento de haber hecho y visto la historia desde dentro, como ellos la hicieron desde fuera. Además, siempre tuve a mi lado las jóvenes generaciones, los poetas que fueron surgiendo tras el desastre casi secretamente. Ellos me acompañaron desde el principio, cuando yo era un poeta tachado, y para mí, ha sido una gran suerte sentir cómo la poesía renacía en este país de cenizas".
El árbol de mayor talla del mundo
Aleixandre fue, en fin, un gran cultivador de la amistad. Estuvo, jugándose la cárcel, en el entierro de Hernández, que murió en Alicante, enfermo en una prisión franquista, en 1942. Aleixandre ayudó a su viuda, Josefina Manresa, todo lo que pudo y se encargó de apoyar la obra del autor de Las nanas de la cebolla.
También "era un enamorado de las personas, o sea, tanto de hombres como de mujeres". "El tema fundamental de su obra en el amor", afirma Vila. "Llegará una década de libertad. Nuestra generación no lo era ya", llegó a decir.
Para cerrar esta crónica, digamos, contemos, que la propia palabra Velintonia ha tenido también su proceso. Sale en el diccionario de la Real Academia, donde la incluyó el propio Aleixandre: "Especie de secuoya, propia de la Sierra Nevada de California, en los Estados Unidos de América, de hojas escamiformes. Pasa por ser el árbol de mayor talla en el mundo". Tiene como sinónimo la palabra Wellingtonia, en la que Velintonia tiene su origen.
Aunque todo el mundo conoce el lugar como Velintonia, 3, el nombre de la calle fue cambiado cuando Aleixandre recibió el premio Nobel en 1977. Ahora se llama calle Vicente Aleixandre, en honor a aquel poeta criado en Málaga, envuelto en aquella luz esplendorosa, que tanto iba a influir en su poesía.
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