Entrevista a Genís Sinca"Trump no tiene a Paco Candel, por eso quiere deportar a millones de personas"
Hablamos con el comisario del Año Paco Candel, que conmemora el centenario del nacimiento del escritor que retrató la realidad migratoria del siglo XX en Catalunya.

Barcelona-
Genís Sinca (Manresa, 1970) no es "otro catalán". Toda su familia proviene del interior de Catalunya, pero eso no le impidió conectar profundamente con la figura de Francesc (Paco) Candel, el escritor que retrató una realidad muy diferente a la suya. Nacido en Casas Altas (València) en 1925 y trasladado de pequeño a las barracas a los pies de Montjuïc, Candel narró, de manera muy honesta, cómo era la vida de los miles de migrantes españoles que llegaron a Catalunya durante el siglo XX. Tras la etapa en las barracas, el autor vivió en las Casas Baratas de Can Tunis y en la parroquia de Nostra Senyora del Port, ambas ubicaciones en el actual barrio de la Marina del Prat Vermell de Barcelona.
Sinca también es escritor —ganó el premio Josep Pla de narrativa en 2013 con Una família exemplar — y quedó fascinado por la calidad literaria y la sinceridad de Candel. Con el tiempo, se ha convertido en un experto en la prolífica obra del valenciano —65 libros publicados— y en su vida personal. Por ello, ha sido nombrado comisario del Año Paco Candel, que conmemora el centenario del nacimiento del autor.
Además de su carrera literaria, Candel tuvo una breve incursión en la política: fue senador entre 1977 y 1979 y concejal de Cultura en el Ayuntamiento de L'Hospitalet de Llobregat entre 1979 y 1987, elegido en las filas del PSUC. Pero si hay una obra que lo define, esa es Els altres catalans (1964). Un ensayo que, según Sinca, evitó un conflicto entre dos culturas diferentes y que es la "solución" para abordar el desafío actual de la llegada de migrantes de todo el mundo a Catalunya.
¿Qué representó Paco Candel para Catalunya?
Candel habló de la inmigración, un tema que, hasta entonces, no se había tratado. Hasta 1964, cuando publica Els altres catalans, ningún sociólogo o político había sabido dar una solución a la llegada masiva de migrantes del resto del Estado español. Ya se habían producido dos olas importantes y había miles de personas malviviendo en barracas a los pies de Montjuïc.
Con 'Els altres catalans', Candel ofreció una solución a la llegada masiva de migrantes españoles a Catalunya
Candel vivió en las Casas Baratas de Can Tunis, en el actual barrio de la Marina del Prat Vermell.
Exacto. Allí vivía con su familia, que es donde se sitúa la novela Donde la ciudad cambia su nombre. Cuando posteriormente escribe Els altres catalans, ya vive en la parroquia de Nostra Senyora del Port. Su padre era campanero y su madre fregaba los suelos de la iglesia. Eran cuatro personas viviendo en una habitación de pocos metros cuadrados. Candel tenía una hermana que murió de tuberculosis a los 18 años. Fue una época durísima.
Cuando publica Els altres catalans —un ensayo muy denso, pero explicado de una manera clara y sincera—, expone al público general los cuatro ejemplos posibles. Habla del vecino catalán que se niega a recibir al inmigrante castellano que llega; del castellano que se niega a hablar nuestra lengua; del que llega, se enamora y forma una familia mixta; y del que simplemente intenta sobrevivir y no sabe qué está pasando. Todos se sienten identificados. La clave es que Candel publica este libro en catalán, traducido por Ramon Folch i Camarasa. Es una jugada maestra porque le duplica la credibilidad y es una muestra de respeto hacia la cultura que lo ha acogido.
¿Le encargan 'Els altres catalans'?
Sí, Edicions 62. En un principio, le dicen que debe titular el libro Nosaltres, els immigrants, pero Candel se niega porque cree que lo están discriminando. La idea de "los otros catalanes" ya venía de un artículo que había escrito previamente en la revista La Jirafa, dirigida por Rafael Borràs. El escritor pedía ser tratado como un igual y exigía el mismo respeto que él tenía hacia la tierra de acogida. En el libro reclamaba consideración, derechos y vivienda para los inmigrantes como él.
¿A quién iba dirigido este libro? No todo el mundo entendía el catalán.
Después se leyó en castellano, pero el éxito lo tuvo en catalán, con el componente antifranquista que implicaba. Hay que tener en cuenta que el régimen de Franco aplastaba la lengua y que Candel era un luchador que no soportaba las injusticias.
¿Cómo evolucionó la relación de Candel con el barrio de la Marina?
Candel nunca se fue del barrio. Nació en 1925 en Casas Altas (València), pero con dos años se trasladó a las barracas de Barcelona. Tuvo una infancia feliz, muy protegida por su familia. Después, como he dicho, pasó a las Casas Baratas, donde el fenómeno migratorio creció. Mucha gente lo acusó de aprovecharse de aquella realidad y lo fueron a buscar con navajas para matarlo. Él se disculpó, pero su deseo de convertirse en escritor era tan grande que no resistió la tentación de dejar el texto tal como estaba.
¿Inicialmente pretendía hacer una lectura política y reivindicativa de aquella realidad?
No, él quería ser novelista y se inspiró en autores como Charles Dickens, que habla del Londres industrial, de los necesitados y de los humillados. Nadie le recomendó a Candel hablar de la pobreza porque no interesaba. Pero él centró toda su obra en esta temática. Cuando todos se quejan después de publicar Donde la ciudad cambia su nombre, escribe ¡Dios, la que se armó!, donde explica la experiencia vivida. Además, Candel no se sitúa fuera de la narrativa, sino que se incluye en la historia.
¿Qué significó para el debate identitario de la época?
Candel tenía un vecino sevillano llamado Enrique. Y cuando viaja a Sevilla, se da cuenta de que aquello ya no es su hogar y que echa de menos Catalunya. A Enrique, tan castellano como era, en Andalucía lo llaman "el catalán". Esto lo impacta y regresa con otra perspectiva. ¿Quién es Enrique? Otro catalán. Y ahora sí, exige los mismos derechos que quienes viven y trabajan en Catalunya, porque se ha dejado la piel para llegar hasta aquí.
"La cultura catalana es abierta e integradora y es un polo de atracción para que la gente venga a hacer cosas"
Eres nieta de esta historia. Ahora ya no hay casi catalanes "puros". Ningún periodista que me entrevista tiene ocho apellidos catalanes, sino que son otros catalanes. Pero me preguntan en lengua catalana. Esto demuestra una sola cosa: la cultura catalana es abierta e integradora y es un polo de atracción para que la gente venga a hacer cosas.
¿Dónde aprende a escribir?
Es completamente autodidacta. En el año 1977, Candel forma parte de una candidatura política, l'Entesa dels Catalans, junto con Josep Benet y Alexandre Cirici, que obtuvo un millón doscientos mil votos. Entonces lo nombraron senador y, cuando una trabajadora del Senado de Madrid le pregunta por sus títulos o estudios, él responde que no tiene ninguno, que solo ha escrito una cuarentena de libros. En ese momento, era todo lo que había publicado, pero llegó a escribir 65 en total.
Tiene una escritura muy fina y auténtica porque posee una paleta de pintura muy amplia. Es uno de los autores más censurados después de Manuel de Pedrolo. Hablaba de temas que no eran agradables para el franquismo y que, además, derivaban en la defensa de los trabajadores. Un ejemplo es el libro Ser obrero no es ninguna ganga (1976). Se convirtió en un defensor de causas perdidas.
La realidad migratoria ha cambiado. Ahora los migrantes llegan de todo el mundo. ¿Puede la mirada de Candel ayudarnos a entender a los "nuevos catalanes" de hoy?
Si a alguien le preocupa esta cuestión, sólo tiene que leer sus libros. Él detuvo una situación de violencia, una confrontación, que podría haberse producido entre catalanes y castellanos. Las dos culturas comenzaron a conocerse gracias a Candel. Ahora no tenemos ni idea de quiénes son los árabes o los latinoamericanos. Necesitamos más empatía, entender nosotros qué costumbres tienen y que ellos respeten nuestra cultura. No hay otra solución. ¿Qué debemos hacer, si no? ¿Deportarlos? Debemos ser inteligentes, dar herramientas y acogerlos.
Hablemos del lado político de Candel. Él se afilió al PSUC…
No, nunca tuvo carné. Él no quería entrar en política, pero cuando Benet y Cirici lo buscan porque les falta un elemento que los conecte con la clase popular que nunca se había pronunciado, pero que existía, Candel acepta y logran un récord de votaciones.
A pesar de no estar afiliado al PSUC, sus ideales coincidían con el lema del partido "Un solo pueblo".
Por eso lo querían. Él decía algo que era imposible en ese momento, pensar en un solo pueblo. A pesar de las diferencias, íbamos todos juntos por un voto antifranquista. El franquismo había terminado hacía apenas dos años y era necesario reconstruir la democracia. Candel recuerda a una generación que tuvo que unirse para luchar contra el franquismo.
"Candel recuerda a una generación que tuvo que unirse para luchar contra el franquismo"
Candel fue senador entre 1977 y 1979, pero también fue concejal en L'Hospitalet de Llobregat (1979-1987). ¿Cómo fue su experiencia?
Un desastre. Tampoco lo decidió él, se dejó llevar por el éxito y la pluralidad que tenía. Sale elegido, es concejal y, entonces, quiere hacer políticas culturales, pero se encuentra con que no puede hacer nada debido a la burocratización del Ayuntamiento. Por eso, más adelante escribe Un ayuntamiento llamado ellos (1994), donde explica que los funcionarios se han enquistado en la institución para ganarse la vida y quien quiere hacer cosas, no puede.
¿Qué queda de Candel en la actualidad? ¿Lo hemos transmitido como se debería a las nuevas generaciones?
Estoy muy preocupado, porque nos estamos olvidando de él y es un fenómeno único en el mundo. Que alguien de fuera explique cómo se ha resuelto la situación gracias a la integración, escribiendo de manera excelente, es algo muy extraño. Debemos recuperarlo en momentos tan oscuros como el actual. La extrema derecha está subiendo y quieren deportar a millones de personas. Donald Trump no tiene a Candel, porque si no, no estaría diciendo lo que dice. Todo esto suele volverse en contra de forma violenta. Deportar es violento y Candel evitó un conflicto.
¿Qué está previsto para conmemorar el centenario de su nacimiento y honrar su figura?
Se están haciendo muchas cosas. En 2024, Llibres del Segle publicó la traducción al catalán de Donde la ciudad cambia su nombre. Esto da el pistoletazo de salida al Año Candel. Ahora estamos preparando unos itinerarios por el barrio de la Marina del Prat Vermell. Empezaremos en la Biblioteca Francesc Candel, en el paseo de la Zona Franca, nos detendremos en la iglesia del Port y subiremos hacia la calle del Aviador Duran, en Montjuïc, para explicar el cambio del paisaje urbano donde estaban las barracas. Después seguiremos por la calle de la Muga, para ver el mural de Candel del artista RockBlackBlock. Y de ahí visitaremos el estudio del escritor, donde escribió Els altres catalans.
¿Tendremos algún día un Museo Candel?
Se intentará convertir este año el estudio en la Casa-Museo Candel. En toda Europa hay museos dedicados a escritores. Aquí, no, solo el de Verdaguer. Paralelamente, el Museo de Historia de Catalunya está preparando una exposición conmemorativa muy importante y yo mismo publicaré una nueva biografía.
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