Los milmillonarios que arroparon a Trump pierden 192.000 millones de euros desde su llegada a la Casa Blanca
Elon Musk, Jeff Bezos, Sergey Brin, Mark Zuckerberg y Bernard Arnault, que auparon al presidente de EEUU, han visto retroceder sus activos bursátiles y los de sus empresas tras los dos lunes negros que ha sufrido Wall Street desde que el líder republicano asumió las riendas del país.

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¡Terror en el hipermercado (americano), horror en los ultramarinos (aranceles)! La famosa letra de la canción de Alaska y los Pegamoides bien podría ilustrar el ambiente que se ha instalado en Wall Street a los dos meses del retorno a la Casa Blanca de Donald Trump. Pero no en la dirección que hubieran presagiado el repóker de milmillonarios que se apresuraron a darle la bienvenida: Elon Musk (Tesla, X -la antigua Twitter- o Space X), Jeff Bezos (ex jefazo de Amazon), Mark Zuckerberg (Meta), Sergey Brin (Google) y Bernard Arnault (LVHM) han sufrido pérdidas conjuntas de seis dígitos. En concreto, 209.000 millones de dólares (unos 191.000 millones de euros) desde el 17 de enero, último día bursátil antes de su toma de posesión (el lunes 20 de enero), según el Índice de multimillonarios de Bloomberg.
No ha sido una excepción. Los inversores, especialmente aquellos que siempre han creído en la excepcionalidad estadounidense (algo así como la creencia de que los valores de Wall Street rebasarán holgadamente en rentabilidad a los otros centros financieros globales), han registrado pérdidas en sus carteras de capital. El índice S&P 500 certificó un descenso del 6,4% el pasado lunes, la segunda sesión teñida de negro desde el retorno del líder republicano al Despacho Oval.
En conjunto, los diferentes índices bursátiles de Wall Street se han dejado 4 billones de dólares de capitalización desde que su índice de referencia, el S&P 500, marcase su máximo histórico, el 19 de febrero, días después de que el cisne negro chino de la Inteligencia Artificial, DeepSeek, hiciera estragos en los parqués. El valor de este capital esfumado se asemeja al tamaño de los PIB de Alemania, Japón o India. Desde entonces, la banca y las gestoras de inversión parecen haber dejado de aplaudir la agresiva estrategia arancelaria y las políticas económicas de Trump; en especial, el brutal tijeretazo que Musk está aplicando a las agencias, programas y fondos federales.
Incluso esas cuatro mayores fortunas de EEUU, su aristocracia empresarial, y el hombre más rico de Francia (dueño del emporio de lujo Moët Hennessy Louis Vuitton) han debido mostrar su incomodidad. No les debe resultar gratificante a los cinco grandes patrimonios que arroparon a Trump desde el momento de su elección ver cómo se evaporaban de sus cuentas personales un montante similar al PIB de Catar, Nueva Zelanda, Nigeria o Ucrania.
La avalancha de órdenes ejecutivas de Trump ha elevado el grado de incertidumbre empresarial y también en la confianza de los inversores. “Hemos presenciado un nítido cambio de sentimiento en los flujos de capitales porque el mercado ha interpretado que las políticas de la Casa Blanca no están funcionando”, asegura a Reuters Ayako Yoshioka, estratega de inversión en Wealth Enhancement. La caída del 8,6% del S&P 500 el segundo de los lunes negros de la era Trump 2.0 es una buena señal de las dudas que genera el viraje geoestratégico de EEUU. Aunque aún fue más pronunciada la del Nasdaq, el índice con mayor presencia tecnológica, que ya ha retrocedido un 10% desde su techo de diciembre.
Este clima enrarecido para el sector privado tiene su origen en las escaladas arancelarias contra China, Canadá, México y la UE, recordaba la semana pasada Peter Orszag, director ejecutivo de Lazard, que “está provocando que las juntas directivas y los altos ejecutivos reconsideren todos los planes estratégicos de las empresas”. Después de varias semanas, previas y posteriores a la toma de posesión del sucesor de Joe Biden, en la que los inversores parecían vanagloriarse de otro año, 2025, de rentabilidades por encima del 20% en sus carteras.
Este clima enrarecido para el sector privado tiene su origen en las escaladas arancelarias contra China, Canadá, México y la UE
De hecho, Tesla -quizás el buque insignia del conglomerado empresarial de Musk- ganó un 98% en las fechas posteriores a las elecciones del 6N en EEUU, y LMVH un 7% la semana anterior a la investidura de Trump, lo que le reportó al magnate francés 12.000 millones de dólares extras en su patrimonio personal. Mientras, Meta Platforms, de Zuckerberg, que prohibió al propio Trump el uso de Facebook y de sus redes sociales en 2021, ganó un 9% antes del comienzo del segundo mandato del líder republicano y un 20% adicional en sus primeras cuatro semanas en el cargo.
Las multinacionales de los ‘grandes ricos’ caen con virulencia
Los analistas que confeccionan el barómetro de Bloomberg señalan que las multinacionales de este repóker de empresarios, todos con una intensa relación, más prolongada o reciente, con el presidente americano, han perdido 1,39 billones de valor de mercado desde el 17 de enero hasta el pasado lunes negro. Una cantidad que se pueden comparar con los PIB de Países Bajos, Arabia Saudí o Turquía. Estas son las radiografías que realizan sobre estos cinco magnates.
Elon Musk. Pérdidas de 148.000 millones de dólares. El patrimonio neto del director ejecutivo de Tesla, de 53 años, alcanzó un máximo de 486.000 millones de dólares el 17 de diciembre, la mayor fortuna jamás registrada en el índice de riqueza de Bloomberg. La mayor parte de sus ganancias provinieron de Tesla, cuyas acciones casi se duplicaron después de la elección.
Los consumidores en Europa se han disgustado con el apoyo de Musk a los políticos de extrema derecha, y las ventas de Tesla en Alemania cayeron más del 70% en los primeros dos meses del año. Los envíos chinos también cayeron un 49% el mes pasado a niveles no vistos desde julio de 2022.
Jeff Bezos. Pérdidas de 29.000 millones de dólares. El ex consejero delegado de Amazon, de 61 años, que se enfrentó a Trump por el servicio postal y su propiedad de The Washington Post durante el primer mandato del presidente, felicitó a Trump el día después de la elección en X. Amazon donó un millón de dólares al fondo de inauguración de la nueva legislatura de Trump en diciembre y Bezos cenó con el presidente el mes pasado, el mismo día en que anunció que su periódico priorizará las libertades personales y los mercados libres en su sección de opinión. Es decir, impondría controles sobre la línea editorial de la emblemática cabecera que investigó el Watergate. Las acciones de Amazon han caído un 14% desde el 17 de enero.
Sergey Brin. Pérdidas de 22.000 millones de dólares. El cofundador de Google junto a Larry Page, de 51 años, aún conserva una participación del 6%. Se unió a una protesta contra la política de inmigración de la Administración Trump en el aeropuerto de San Francisco en 2017, pero tras el triunfo del republicano en las elecciones de noviembre se apresuró a cenar con él en Mar-a-Lago. Apenas un mes después. Las acciones de Alphabet han descendido más del 7% a principios de febrero tras no alcanzar las estimaciones de ingresos trimestrales.
Representantes de Alphabet, que actualmente está inmersa en una investigación anti-trust del Departamento de Justicia para dividir su empresa de motores de búsqueda, acudieron la semana pasada a la Casa Blanca a solicitar una postura menos agresiva por parte de las autoridades de competencia.
Mark Zuckerberg. Pérdidas de 5.000 millones de dólares. Meta fue la ganadora destacada entre las Siete Magníficas -las grandes bigtechs americanas- a principios de 2025. Aunque este selecto club impulsó las ganancias del S&P 500 del último bienio, el emporio de Zuckerberg se revalorizó un 19% entre mediados de enero y de febrero. Pero desde entonces la acción ha perdido todas esas ganancias. El índice Magnificent Seven ha retrocedido un 20% desde su tope de mediados de diciembre.
Bernard Arnault. Pérdidas de 5.000 millones de dólares. La cabeza visible del conglomerado familiar de lujo, de 76 años, que está detrás de marcas como Louis Vuitton y Bulgari, ha sido amigo de Trump durante décadas, y habló con el entonces candidato el día después del intento de asesinato en Pensilvania en julio. Después de caer durante la mayor parte de 2024, LVMH se revalorizó más del 20% desde las elecciones estadounidenses hasta finales de enero; si bien en el periodo posterior ha cedido la mayor parte de esas ganancias. Los analistas de Morningstar dijeron el mes pasado que un arancel del 10% al 20% sobre los artículos de lujo europeos podría deprimir las ventas, que ya han mostrado las primeras dificultades en su tránsito internacional.
La excepcionalidad americana comienza a derrumbarse
Todo ello ha generado un tsunami de reestructuraciones en las carteras de las principales firmas de inversión. Hasta proclamar que la “excepcionalidad estadounidense” -dícese de esa regla que asume gran parte del mercado de que las oportunidades más recurrentes se hayan en los índices y valores americanos- “se ha tomado una pausa”, como admiten en una nota a sus clientes los analistas de Citi, que lo achacan “al aumento sustancial” de los aranceles por parte de Trump y que resume de forma elocuente Ryan Grabinski, director de Strategas Asset Management: “Otro día, otro anuncio de gravámenes a la importación”, afirmó en alusión al incremento al 50% de las tarifas al acero y el aluminio de Canadá. “Así será difícil que los consumidores tomen decisión de gastos o que las empresas asuman proyectos de inversión o de colocación de capitales”.
Ante esto Scott Colyer, directivo de Advisors Asset Management, advierte de que “todavía no hemos visto un clímax de miedo a las ventas, pero probablemente estemos cerca”. Dirk Willer, uno de los autores del análisis de Citigroup añade que “espera datos económicos negativos de EEUU en los próximos meses”, poniendo en duda el circunloquio retórico de Trump al eludir al término recesión y sustituirlo con el inicio de una fase de intensa transformación del modelo productivo de EEUU. También desde HSBC aseguran que “las mejores oportunidades de inversión están en otros lugares”, fuera de Wall Street, “en estos momentos”.
Todavía no hemos visto un clímax de miedo a las ventas, pero probablemente estemos cerca
Mientras, en Morgan Stanley alertan de un ejercicio “sumamente volátil”, con elevados riesgos, que podrían empeorar la atmósfera inversora, mostrando una notable distancia frente a la “transición” y “desintoxicación” que Scott Bessent -el secretario del Tesoro- afirma que atraviesa la mayor economía del planeta para tratar de explicar el súbito empeoramiento de la coyuntura americana desde que Trump ha asumido las riendas del país.
"El consenso generalizado en los mercados ha pasado de anticipar que todo iba a ser un paseo recreativo bajo la presidencia republicana a intentar digerir que los cambios serán estructurales y de especial calado”, explica Michael O'Rourke, estratega jefe de mercado de JonesTrading. “Y cada reconversión conlleva incertidumbre y fricción", por lo que “resulta comprensible que los inversores empiecen a preocuparse un poco y a recoger ganancias".
La mayoría de los analistas creyeron que los aranceles eran solo un arma de negociación. Con el paso del tiempo, “se están convenciendo de que hablaba en serio”, dice The Economist sobre la agresiva política comercial estadounidense y sus daños colaterales en los mercados, que deja un aviso a navegantes sobre un probable periodo de estanflación -parálisis económica con altas presiones inflacionistas-, el fantasma que más amenaza cualquier estrategia monetaria, porque los bancos centrales deben responder con celeridad a subidas de tipos para contener los precios o rebajas para impulsar el crecimiento.
“Hace un mes, el mercado de futuros de fondos federales sugería que los inversores creían que había un 52% de posibilidades de que la Reserva Federal mantuviera el precio del dinero en el 4% o por encima de esta cota a finales de año”. Ahora, esta probabilidad es de menos del 10%, en medio de un número cada vez mayor de inversores que esperan una flexibilización monetaria más agresiva. Jerome Powell, presidente de la Fed y blanco de la ira del presidente desde hace tiempo, podría tener que recortar las tasas más rápido de lo que había planeado. Sin duda, bajo las pertinentes embestidas dialécticas de Trump, que no tiene reparo alguno en reconocer que se saltaría cualquier principio de injerencia en la política monetaria de EEUU y atacar la necesaria independencia del banco central americano.
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