La crisis de la vivienda se ceba con las islas: chabolismo y autocaravanas proliferan en Canarias
El archipiélago cerró 2024 con un "récord absoluto" de turistas, mientras los vecinos y trabajadores son "expulsados" de sus barrios. "Los precios son inabordables", denuncian los colectivos sociales.

Madrid--Actualizado a
Playa del Duque y La Caleta (Adeje) son dos de las zonas más exclusivas del sur de Tenerife. Los hoteles tienen campo de golf, habitaciones con jacuzzi y más de cuatro estrellas. El precio por noche no baja –normalmente– de los 400 euros. "Si miras al otro lado de la carretera, te encuentras con asentamientos chabolistas. Es curioso que las zonas de mayor actividad turística de todo el país sean también las más pobres, imagínate cómo tienen que ser las condiciones de las personas que trabajan en el sector...", advierten desde el Sindicato de Inquilinas de Tenerife. Las "favelas" y las autocaravanas llevan más de una década extendiéndose por el archipiélago.
"La gentrificación no sólo afecta a las zonas históricamente turísticas, también a municipios que están en la médula de la idiosincrasia canaria, zonas que han pasado de ser pueblos a ser prácticamente teatros. La subida de los alquileres y el boom de los pisos turísticos son dos de los factores que han acelerado la expulsión de los vecinos y la proliferación de asentamientos chabolistas y de autocaravanas en las islas", arranca Lorenzo Quesada, geógrafo y profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Los caravanistas llevan meses denunciando que se sienten "perseguidos", dicen que los tratan "como si fueran delincuentes".
Canarias cerró 2024 con un "récord absoluto" de turistas; 18 millones de personas llegaron a las islas entre enero y diciembre del año pasado, lo que supone un repunte interanual del 10%, según datos del Gobierno regional. "La pandemia ha marcado un antes y un después; las visitas se han disparado y, en consecuencia, han proliferado los pisos turísticos, que son el principal instrumento de inversión en las islas. Esto hace que las chabolas y las autocaravanas hayan pasado de ser algo testimonial a resurgir como una vía de escape", continúan desde el Sindicato de Inquilinas de Tenerife. La primera imagen de los turistas que aterrizan en el archipiélago seguramente sean las colas para alquilar un vehículo. La segunda, los barrancos de chabolas, situados en la carretera que conecta el aeropuerto de Tenerife Sur con los primeros hoteles de la comarca.
Las voces consultadas por este diario reconocen que es "pronto" para hablar de estadísticas, no saben cuántos asentamientos tiene Canarias, pero siguen de cerca el fenómeno. "Las caravanas forman parte de la oferta turística y puede haber indicios de que aparezcan también como una solución alternativa para el problema habitacional, sobre todo entre las clases trabajadoras. Lo tenemos en el radar y queremos estudiarlo", responde Víctor Jiménez Barrado, profesor e investigador del proyecto e-RUPTIO. El mismo grupo de trabajo ha elaborado el primer censo de autocaravanas de Illes Balears, donde la gentrificación y un mercado enloquecido han empujado a decenas de familias a pernoctar en sus propios vehículos, tal y como ha contado Público en este artículo.
"El problema de la vivienda afecta especialmente a las zonas turísticas, vemos que aparecen más diversidades en la forma en la que las personas tratan de buscar una solución habitacional; desde barcos, hasta autocaravanas o asentamientos chabolistas. Estos últimos han vuelto a emerger tras varias décadas como algo más bien testimonial", relata Alejandro Armas, geógrafo y profesor en la Universidad de La Laguna. Canarias es la quinta región más pobre de todo el país, sólo por detrás de Extremadura, Murcia, Andalucía y Castilla-La Mancha. El archipiélago también se encuentra entre las comunidades con una tasa más elevada de desigualdad social, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los precios del alquiler se han multiplicado por dos en la última década y "los salarios siguen estancados"; esto explicaría, según los expertos, las diferencias entre la situación actual y la época de la gran burbuja inmobiliaria. "Los canarios ahí teníamos una buena situación económica, teníamos salarios que nos permitían acceder a la vivienda, como inquilinos y como propietarios. Las tarifas ahora son inabordables para las clases trabajadoras", reivindican los colectivos sociales. El 75% del mercado laboral de las islas trabaja en el sector de la hostelería.
Las islas como "laboratorio turístico"
Canarias tiene 65.265 pisos turísticos registrados, según datos del Gobierno de Víctor Clavijo. Esto supone un crecimiento del 21% desde el pasado mes de abril, cuando el presidente autonómico anunció un anteproyecto para regular los alquileres vacacionales y miles de personas tomaron las calles para exigir, precisamente, un cambio de modelo turístico en el archipiélago. "No han puesto los mecanismos para detectar los alojamientos que no están registrados", denuncian desde el Sindicato de Inquilinas de Tenerife. El número de pisos turísticos ilegales duplica en algunas localidades la cifra de apartamentos que cumplen con los requisitos establecidos.
"Las consecuencias son una intensificación del proceso chabolista y una caravanización de la vivienda, dos cuestiones que no sólo afectan a los grupos más vulnerables. La horquilla de personas que no pueden acceder a una vivienda se está ampliando, hablamos también de personas que tienen trabajos bien remunerados, como profesores o sanitarios", insiste Alejandro Armas. Canarias no hizo prácticamente vivienda pública en lo que va de siglo.
Las fuentes consultadas por este medio reconocen que "las islas son un laboratorio turístico y suelen ir por delante" de lo que ocurre luego en el resto de grandes ciudades; por eso, temen que la "falta de medidas contundentes" para sofocar la crisis habitacional termine por "normalizar" la huida de familias y trabajadores a los asentamientos de autocaravanas. La emergencia se hace más evidente en algunos territorios, donde las administraciones locales y autonómicas proponen legislar contra los caravanistas. "Esto se puede convertir en un problema estructural, propio de cualquier país en vías de desarrollo, con una sola diferencia, nosotros formamos parte de la Unión Europea", sentencian desde el Sindicato de Inquilinas de Tenerife.
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