Entrevista a Néstor Rego (BNG)"Más gasto militar no es igual a más seguridad"
'Público' entrevista al diputado nacionalista gallego el día en el que una iniciativa suya ha obligado a Partido Socialista y Sumar a dejar patentes sus diferencias en cuanto al rearme militar de la UE.

Madrid--Actualizado a
Néstor Rego (Vicedo, Lugo, 1962) es diputado en el Congreso desde 2019. Secretario general de Unión do Povo Galego —uno de los partidos que componen el BNG—, comenzó su carrera política en 1995 y pasó por las arenas municipal y autonómica antes de desembarcar en la Cámara Baja. Actualmente, Rego forma parte del Grupo Mixto y es el único diputado del BNG en el Congreso. Es cierto que, en otra legislatura, su influencia sería muy reducida, pero en una tesitura en la que el Gobierno de coalición no va precisamente sobrado de apoyos, su valor específico no es bajo. Su voto es importante.
Esta semana, además, una moción del BNG sobre el rearme europeo y la OTAN ha centrado gran parte de la actualidad política. Por ahí empieza esta entrevista.
Esta entrevista se produce minutos después de que se haya votado en el Congreso su moción sobre contra el rearme de la UE y la salida de España de la OTAN. El PSOE se ha opuesto y Sumar la ha respaldado. Le pido una valoración.
Es importante que este debate se produzca en el Congreso porque tiene una relevancia excepcional. Es una decisión de gran calado que orienta qué papel quiere jugar el Estado español en el contexto europeo en este momento. A nosotros nos parece que se está defendiendo el papel equivocado. Lo que se está haciendo es reafirmar una política belicista que se empeña en mantener la guerra e incluso en incrementar el esfuerzo bélico. Nosotros rechazamos esta línea desde el principio y criticamos las decisiones que vienen adoptando la UE y el Gobierno.
Ahora estamos en un contexto en que este debate gana peso y nos parece muy positivo que, en la votación de la moción del BNG, tres de los seis puntos salgan aprobados.
En concreto, han sido los que tienen que ver con la condena a las amenazas de Trump a terceros países, incluido, por cierto, territorio de un Estado de la UE, como es Groenlandia (Dinamarca), que sorprendentemente no suscitó una reacción de condena de la propia UE. O, también, el rechazo a esa pretensión de cometer un crimen de esa humanidad, como viene cometiendo Israel, con el anuncio de tomar el control de Gaza para producir una limpieza étnica y desalojar a toda la población palestina convirtiendo el territorio en un resort gestionado no se sabe si por EEUU o directamente por las empresas de Trump.
Además, también salió adelante una posición que, siendo genérica, no deja de ser relevante, como lo es el hecho de que el Estado español deba apostar por la vía del diálogo y de la negociación para conseguir la paz y una situación de estabilidad en Europa que haga innecesario el rearme.
Eso le iba a preguntar. ¿Le parece contradictoria la posición del PSOE apoyando esa vía del diálogo y oponiéndose al rechazo del plan de rearme de la UE?
Ellos dirán que no, pero yo estoy convencido de que sí; de que es bastante contradictoria. Este es un momento en el que hay que elegir y, claro, optar por destinar 800.000 millones de euros a rearme y a gasto militar tiene implicaciones. No va a ser posible destinarlos a gasto social.
El pastel es el que es.
Efectivamente. Nosotros entendemos que la prioridad de un Gobierno que se dice progresista debería ser fortalecer las políticas sociales y servicios públicos como la educación, la sanidad, la atención a la dependencia, los servicios sociales o incluso la política de vivienda y creación de empleo, pero parece que su prioridad es el gasto militar.
Dice Pedro Sánchez que no necesariamente se va a recortar el gasto social y ahí está la trampa. Es dudoso que se pueda ir a ese incremento que se pretende sin "recortar", pero en todo caso no se trata sólo de "no recortar", sino de que, en el caso de que existan más recursos disponibles, dedicarlos a gasto social, a mejorar esos servicios públicos, y no a gasto militar.
"No se trata solo de no recortar en políticas sociales, sino de que si hay más recursos se inviertan en ellas y no en gasto militar"
La segunda cuestión es que el rearme no implica avanzar en la autonomía estratégica de la que tanto se habla en Europa porque, realmente, lo que va a hacer es reforzar la OTAN accediendo a lo que pide Trump, que es que los países de la OTAN destinen incluso un 5% del PIB a gasto militar. Al final, la UE está haciendo exactamente lo que quiere Trump. De ese gasto militar se va a beneficiar directamente el complejo militar industrial norteamericano; empresas como Lockheed Martin, que es el principal fabricante de armas del mundo.
Y, en tercer lugar, no es cierto tampoco lo que dice Pedro Sánchez de que se trata de buscar más seguridad. Más gasto militar no es más seguridad. Todo lo contrario. Genera una dinámica de confrontación y polarización que lleva no sólo a más inseguridad e inestabilidad, sino incluso al riesgo de que pueda deflagrar un conflicto militar a mayor escala. Por lo tanto, creo que el Gobierno va en la dirección equivocada. Nosotros creemos que por lo que se ha de apostar, como decía nuestra moción, es por la vía del diálogo y de la negociación, creando un clima de estabilidad que haga innecesario pensar en que la solución tiene que ser comprar más armas.
Hay toda una corriente o, incluso, una opinión generalizada que defiende que no se puede conseguir la paz y defender la seguridad de un territorio solo con eslóganes pacifistas.
Este es un argumento que pretende invalidar de plano las posiciones favorables a políticas de paz y, por lo tanto, apoyar la línea belicista y de entrar en una carrera armamentista que creemos que en el contexto actual carecen de sentido. Hay que entender que estamos caminando hacia un mundo multipolar en el que han aparecido otros actores en el juego. Eso es lo que preocupa a EEUU, que en lo que tiene interés es en intentar mantener la hegemonía a toda costa. Hay, por ejemplo, unos países BRICS que ya concentran la mayor parte de la población del mundo, que tienen un peso económico innegable, que están empezando a comerciar en monedas diferentes del dólar.
"Tenemos que preguntarnos si hay voluntad de abandonar la política belicista"
Desde la perspectiva hegemonista de los EEUU, esos países representan un problema. Pero la solución por la vía negociada y dialogada siempre es posible si se intenta. Fijémonos que, incluso en el conflicto de Ucrania, hoy es conocido que había, a las tres semanas, un principio de acuerdo de paz negociado en Turquía, que, finalmente, frustró la UE y, en concreto, el Reino Unido suponemos que por indicación directa de EEUU. Hubo una visita de Boris Johnson a Ucrania en la que convenció a Zelenski de que había que continuar la guerra. Entonces, la cuestión no es si es posible. Claro que es posible. La cuestión es si hay voluntad de iniciar esa vía abandonando la política belicista.
Hablemos de la OTAN. Es uno de los temas que han centrado el debate en los últimos días. Hacía tiempo que no ocurría. Es una cuestión que, en comparación con otros momentos de la historia reciente, ha perdido peso en el debate político e, incluso, entre las izquierdas. ¿Por qué?
La pertenencia del Estado español a la OTAN se alcanzó de una forma un tanto confusa por una política bastante tramposa del PSOE: "OTAN, de entrada no y, al final, sí". Pasaron muchos años y parecía que esa posición se iba consolidando, pero es cierto que la OTAN y las políticas que defiende, por lo menos desde formaciones como el BNG, sí ha suscitado críticas a lo largo de todos estos años. Es una organización tractora de esa pretensión de EEUU de incrementar el gasto militar y es evidente, también, que es un bloque militar agresivo.
El otro día, en una interpelación del BNG, el ministro de Exteriores decía que la OTAN no es agresiva, que es una organización defensiva, que no entró en ningún conflicto... Esto es radicalmente falso. Está ahí la hemeroteca para demostrarlo. Participó en todas las campañas bélicas de EEUU, pero incluso directamente inició alguna guerra. El Bombardeo de Belgrado fue una decisión directa de la OTAN y que ejecutó la OTAN. Por lo tanto, una organización que nace en un contexto de Guerra Fría, —a nuestro juicio, ya de forma injustificada—, pero que una vez que desaparece el Pacto de Varsovia no sólo se mantiene, sino que se refuerza cooptando otros países y aumentando los recursos económicos y militares que se destinan a eso, va en la dirección contraria de la que nosotros defendemos.
Todo ese esfuerzo debería ser destinado a políticas no sólo de paz, sino de colaboración, de cooperación en el ámbito económico y tecnológico, que creasen un clima de buena vecindad y de estabilidad en Europa y en el mundo. Pero no es eso lo que interesa a EEUU. Por eso, cuando nosotros hablamos de imperialismo norteamericano, hay fuerzas políticas que abren los ojos, como diciendo: "Oye, que estos están utilizando un léxico que parece el siglo pasado" ¿Qué pasa? ¿No hay imperialismo en este momento en EEUU o no lo había con la Administración Biden? Es evidente que sí.
"Hablar del imperialismo de Estados Unidos no es léxico del siglo XX"
Esto que pretende hacer Trump de tomar por la fuerza el control del Canal de Panamá, de Gaza o de Groenlandia es imperialismo. La diferencia es que parece que ese imperialismo, en esta etapa decadente, se esconde detrás de una cierta sutileza, que es decir que se "defiende la libertad" para justificar el pensamiento real: "Queremos Groenlandia, la vamos a tomar". Eso es lo que hace Trump.
Por otro lado, el momento actual es de una particular tensión geopolítica. ¿Cómo creen ustedes que tiene que articular su defensa España si lo hiciera fuera de la OTAN teniendo en cuenta, por ejemplo, la complejidad de la frontera sur de la península? ¿Con qué garantías cuenta? A muchos ciudadanos les preocupa.
Nosotros somos una fuerza soberanista y pacifista. Por lo tanto, tenemos una visión probablemente muy diferente de la que se pueda tener desde Madrid de lo que implica la política de defensa del Estado español. Además, hay que contemplar algo que nosotros no olvidamos nunca y es que la Constitución Española reserva con claridad un papel en política interior más que cuestionable al Ejército y eso nos hace ser tremendamente recelosos de todo lo que tenga que ver con las fuerzas armadas y con su refuerzo.
Estamos hablando de que, en última instancia, la Constitución le atribuye el papel de mantener la unidad de España. Quiere decir que si las naciones o los pueblos que en este momento componen el Estado español toman la decisión democrática de iniciar una vía de soberanía, el ejército teóricamente estaría mandatado por esa Constitución para intervenir contra la voluntad democrática y contra las decisiones incluso institucionales. Esto es un poco contradictorio con cualquier espíritu democrático, pero está así en la Constitución.
A partir de ahí es verdad que, incluso desde la perspectiva del Estado español, hay alternativas. Hay muchos países que no ven cuestionada su defensa ni su seguridad y que no forman parte de de ninguna alianza militar. En este momento, en todo caso, de lo que se trata es de preguntarse si es necesario reforzar una organización como la OTAN con mayores recursos. El Gobierno español habla del 2%, pero Ursula Von der Leyen habla del 3% y Trump, del 5%. Lo que tememos es que el horizonte real sea el que marca Trump porque, hoy por hoy, es posible afirmar que las decisiones de la UE y de los estados que la conforman siempre acaban siguiendo la pauta de lo que dictan los intereses de EEUU. Es lamentable, pero es así.
Le pregunto ahora por Altri, la empresa papelera portuguesa que quiere levantar un macrocomplejo industrial para la producción de celulosa en la localidad de Palas de Rei, en Lugo. Ustedes se oponen. ¿Qué supondría Altri para Lugo?
Realmente, sería un resultado desastroso. Este es un proyecto muy negativo, muy lesivo. Está abanderado —apadrinado, podríamos decir— por el Gobierno gallego del Partido Popular, con un presidente que parece más comercial de Altri, que la figura que debe representar a todos los gallegos y gallegas.
¿Y por qué decimos esto? Porque estamos hablando de una 'macrocelulosa' que tendría un gran impacto desde el punto de vista de la contaminación de las aguas, con el consumo de 45 millones de litros diarios —tomados del río Ulla— que devolvería a 27 grados, amenazando no sólo todo el ecosistema fluvial, sino toda la Ría de Arousa, que es una de las rías más productivas del mundo.
Allí viven del marisqueo miles de personas que podrían, efectivamente, perder esa actividad y su medio de vida como consecuencia de la llegada de Altri, pero también comportaría polución atmosférica y la destrucción de un hábitat singular como el de Serra do Careón con plantas que son exclusivas de esa zona provocando una mayor eucaliptización y, por lo tanto, una nueva reducción de la biodiversidad en nuestro país.
Además, afectaría de forma muy directa, por ejemplo, a la actividad agraria y ganadera de ese territorio —fundamentalmente rural—, pero también al turismo sostenible alrededor del Camino de Santiago. Y todo esto, ¿para que? Para [favorecer a] una multinacional portuguesa que va a hacer un gran negocio, va a llevar los beneficios fuera de Galicia y va a dejar allí todos los problemas y toda la contaminación.
La pregunta es: si es tan buena Altri, ¿por qué esta empresa no instala esa megacelulosa en Portugal? Allí, por cierto, también existe una producción ya excesiva de eucalipto. De hecho, como en Galicia, hay una moratoria a partir de los incendios de hace unos años en Pendragón Grande. Podría instalarse en Portugal; tiene fábricas allí. ¿Qué sucede? Pues que en Portugal no quieren esa industria. Conocen a Altri, ya hay muchos problemas ambientales por sus factorías en Portugal. Entonces, la quieren instalar en Galicia. Además, con dinero público.
Eso le iba a preguntar. Ustedes, incluso, han llegado a avisar al Gobierno de que si se conceden fondos europeos para la descarbonización a Altri, se plantearían retirar su apoyo a Sánchez. ¿Están en conversaciones con el Ejecutivo?
Nosotros estamos convencidos, por las características del proyecto y por los estudios independientes que se están realizando, de que no cumple los parámetros ni los criterios para liberar estos fondos europeos de descarbonización. Es decir, no se trata de una actividad que genere economía circular o una industria sostenible que respete el medio ambiente, no afecte a la biodiversidad, no genere contaminación... Todo lo contrario.
"Que se quiera financiar Altri con dinero público nos parece un escarnio"
Los impactos son muy muy evidentes, pero el hecho de que se quiera, además, financiar más del 25% con dinero público, que pondríamos todos los ciudadanos, nos parece ya un escarnio. Por eso advertimos al Gobierno y le decimos que para nosotros es una línea roja. No se debe financiar este proyecto, que goza del apoyo del PP, pero de un rechazo absolutamente mayoritario en la sociedad gallega. Hubo ya, de hecho, dos movilizaciones masivas. La última, en Santiago de Compostela con más de 100.000 personas en un país que no llega a tres millones de habitantes. El el sábado, día 22 de marzo, hay otra en A Pobra do Caramiñal, que va a superar la anterior porque el apoyo crece al mismo paso que crece la información y el conocimiento de lo que representa esta empresa.
Esperamos que el Gobierno acabe denegando estos fondos. Si no lo hace, el Partido Socialista tendrá que dar muchas explicaciones en Galicia. Nadie entendería esa decisión.
Aprovecho para preguntarle por la estabilidad del Gobierno. ¿Usted cree que va a haber Presupuestos? ¿Está en algún tipo de negociación con Hacienda?
En los últimos meses, no. En su día, iniciamos una negociación de los Presupuestos nosotros y otras fuerzas políticas, pero, después, el PSOE, por la sucesión de acontecimientos, decidió paralizarlas con aquellas convocatorias de elecciones, tanto en Euskadi como en Galicia o Cataluña.
Lo cierto es que en los últimos meses no hubo ningún intento de reanudar ese proceso de negociación. Es evidente que la legislatura es complicada. Yo no me atrevo, sinceramente, a pronosticar si va a durar o no. Si me preguntan hace un año —siendo un poco menos prudente que hoy—, hubiera dicho que no íbamos a llegar aquí. Sin embargo, aquí estamos. Ahora bien, que es complicada no lo puede negar nadie. Tenemos constantes situaciones en el Congreso que dificultan no sólo la acción del Gobierno, sino también la acción legislativa.
Que decaiga una ley porque hay fuerzas políticas que, como consecuencia de algo que ha sucedido en el contexto de una ley distinta, cambian de posición... En fin. Al PP, con tal de derrotar al Gobierno, no le importa cuáles son las consecuencias.
¿Reconoce esa actitud de Feijóo usted que es gallego y lo conoce bien?
Sí, permanentemente. De Feijóo y del PP, que actúa muchas veces en función exclusivamente de cómo una decisión y una votación pueden desgastar al Gobierno para poder venderla como una victoria. Es lo que acaba de suceder con la Agencia Estatal de Salud Pública, con la que nosotros tenemos que reconocer que éramos críticos porque entendemos que su actividad se puede desarrollar desde la propia Administración pública sin necesidad de crear entes autónomos que, al final, lo que hacen es permitir saltarse las medidas garantistas de la propia Administración pública.
Pero no era ese el problema del PP, que votó a favor en la comisión parlamentaria en la que se trabajó la ley, pero que llega al Pleno, ve una oportunidad de derrotar al Gobierno y lo hace.
Por lo tanto, la legislatura es complicada, pero tengo que decir que a nosotros nos gustaría que hubiese Presupuestos. ¿Por qué? Porque hay un acuerdo de investidura que, en buena medida, necesita de Presupuestos para que aquello que está recogido en él pueda ejecutarse. Pero también es cierto que otras cosas no dependen de las cuentas públicas y, con la disculpa de que no hay Presupuestos, el Gobierno va demorando su cumplimiento.
"No tenemos una paciencia infinita; exigimos al Gobierno que cumpla con los compromisos establecidos"
En eso queremos ser claros: nosotros no tenemos una paciencia infinita. Creo que tuvimos demasiada con esto. Estamos exigiendo al Gobierno que cumpla estrictamente con los compromisos que tienen establecidos. No solo con el BNG, sino con Galicia. La ciudadanía gallega quiere ver que las cosas avanzan y que se ponen sobre la mesa.
Veremos qué ocurre con esos compromisos. Le planteo la última cuestión de la entrevista. Usted hablaba ahora de las elecciones autonómicas de 2024. El BNG obtuvo en aquellos comicios unos 300.000 votos más que en las elecciones generales de 2023. ¿Qué tiene que hacer su formación para lograr un desempeño parecido en la arena estatal al que consigue en la autonómica?
Eso no es de ahora. Nosotros, históricamente, padecemos las consecuencias de ese voto dual. Cuando se trata de elecciones internas, especialmente en las elecciones gallegas, se apoya de forma mucho más clara al BNG y, sin embargo, en el ámbito estatal no es así. Entre otras cosas, como consecuencia de la polarización que habitualmente se produce en las elecciones generales entre izquierda y derecha.
Parece que entra más en funcionamiento el miedo que provoca en sectores del electorado un posible gobierno de la derecha con la ultraderecha y, en consecuencia, esos votantes apuestan por el mal menor, que es apoyar al PSOE. Creo que nosotros tenemos que seguir haciendo esfuerzos pedagógicos y reforzar la autoconfianza o la conciencia nacional para saber que, en unas elecciones de carácter general, una mayor presencia del BNG en el Congreso de los Diputados tendría esa doble virtualidad.
Hemos demostrado sobradamente que nunca vamos a permitir, si depende de nuestros votos, que exista un gobierno de la derecha con la ultraderecha. Por lo tanto, es exactamente igual de útil votar al BNG para eso, pero lo es más porque también significaría mayor capacidad de defensa de los intereses de Galicia.
Estos días, con lo de Altri, muchos comentarios en las redes son: "Ahora, imaginémonos que el BNG, en vez de un diputado, tuviese tres, cuatro o cinco...". Desde luego, tendríamos más capacidad de inclinar la balanza y de presionar a favor de los intereses de nuestro país que haciéndolo con los diputados de los partidos estatales, que tienen una actitud sucursalista y de someterse a la directriz de Madrid. Los diputados del PP y el PSOE que representan a nuestro país no se preocupan de defender los intereses de los gallegos y gallegas.
Por lo tanto, vamos a seguir haciendo ese esfuerzo de explicación para conseguir que toda la gente que apoya al BNG en Galicia —donde mucha gente nos ve no sólo como la alternativa, sino como la esperanza de un país diferente y estamos seguros de que en las próximas elecciones va a haber un Gobierno encabezado por el BNG y por por Ana Pontón— también apueste por el BNG en las elecciones generales.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.