Feministas plantan cara al patriarcado este 8M en Madrid: "Luchamos por ser libres, por no tener miedo"
La manifestación convocada por la Comisión 8M ha comenzado a las 12.00 en Atocha y ha recorrido las principales arterias de la ciudad. A las 14.00, todavía seguía llegando gente a Cibeles.

Madrid--Actualizado a
Desde primera hora de la mañana, Madrid se ha ido llenando de mochilas, pancartas y paraguas morados. Miles de feministas se han desplazado hasta el corazón de la capital para participar en la manifestación convocada por la Comisión 8M. A las 10.30 horas, el tren que salía de Aranjuez hacia Atocha iba repleto: chavalas, madres, hijas, abuelas se han subido con sus pancartas, chubasqueros y botas de agua, bien preparadas para la lluvia. Entre ellas, estaba la joven Júlia, que había salido desde Pinto con su novio y otras compañeras. De pie, y mientras se colocaba unas chapas en su camiseta violeta, ha expresado a Público por qué, hoy más que nunca, quería estar en la marcha: "Vamos porque creemos que es necesario seguir luchando, hemos avanzado mucho, pero aún tenemos que conseguir muchas cosas. Tenemos que seguir luchando por las mujeres que no tienen voz, por las que siguen reprimidas, por las que ya no pueden gritar, por las futuras generaciones; porque si no luchamos por nosotras, nadie lo va a hacer. Luchamos por ser libres, por no tener miedo".
Al llegar a Atocha, era evidente que este 8 de marzo no era un día cualquiera. Era palpable la energía de amigas, hermanas y compañeras que, a pesar del fuerte chaparrón, se han congregado para unir sus voces frente a las violencias y desigualdades patriarcales. La caminata, que ha comenzado alrededor de las 12.00 horas, ha recorrido las principales arterias de la ciudad desde la Cuesta de Moyano hasta Plaza de España. A las 14.00 horas, todavía seguía llegando gente a Cibeles.
En la manifestación han participado incluso "feministas en prácticas", como versaba el cartel que una madre había colgado en el carrito de bebé de su criatura. Pero, sobre todo, ha estado presente el sentimiento de alegría por ver la capacidad de convocatoria y el hecho de que miles de personas hayan salido a poner cuerpo a unas reivindicaciones que se ganan a diario: "Este 8M tenemos que estar en las calles como tenemos que estar todos los días: desde el 1 de enero al 31 de diciembre, porque quedan enormes cantidades de motivos por luchar... Empezando por la violencia de género, los crímenes y los discursos de odio, pero también porque necesitamos un sistema que nos proteja y que no nos deje a la intemperie. Necesitamos un sistema que nos garantice una vivienda, una educación y una sanidad para todas y todos. Necesitamos una Justicia que escuche y que repare", ha argumentado Ana, una de las portavoces de la Comisión 8M que caminaba a la cabecera.
Podría decirse que la jornada ha sido un recordatorio del grandísimo poder que surge a partir de la organización colectiva. "Te cuidan tus amigas, no la Policía", se oía corear al unísono, insistiendo en la importancia de la sororidad para la construcción de cualquier futuro igualitario. Las feministas han logrado aglutinar el apoyo de decenas de colectivos, cada uno con sus propias reivindicaciones, pero con un mismo objetivo: visibilizar el gran precio que se paga en este mundo por el simple hecho de ser mujer. Desde trabajadoras del hogar hasta migrantes, pensionistas, sindicalistas, partidos políticos y militantes de todo tipo, han ocupado las calles para recordar que sus luchas interseccionales son fundamentales dentro del movimiento.
En el bloque de trabajadoras del hogar, Rafaela, integrante del colectivo Territorio Doméstico, se ha dirigido a este medio para visibilizar la precariedad que atraviesan quienes se dedican a los cuidados: "Seguimos aquí porque necesitamos un reconocimiento a este trabajo, regularización para todas las personas que lo realizamos y un empadronamiento, que es un derecho, pero que nos ponen trabas para conseguir. Si no tienes empadronamiento, eres invisible: no puedes acceder a un médico, no puedes matricular a tus hijos en la escuela", ha denunciado.
Júlia: "Luchamos por ser libres, por no tener miedo"
Junto a ella, también ha hablado Inma, quien ha expresado su preocupación por la invisibilización de sus labores: "Somos muchas las que trabajamos en cuidados y tareas domésticas, pero seguimos sin ser vistas", ha dicho, poniendo el foco en las malas condiciones laborales que enfrentan: "El salario no es bueno y muchas veces las horas que trabajamos no nos las pagan completas. También luchamos para que las enfermedades derivadas de nuestro trabajo sean reconocidas y no nos las consideren enfermedades comunes".
Desde la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones, por su parte, han señalado la urgencia de garantizar jubilaciones dignas: "Hay mujeres que trabajan hasta los 70 años y no tienen una pensión en condiciones porque no se ha cotizado por ellas. Siguen mirando para otro lado y por eso volvemos a las calles". "Nuestras pensiones son más bajas porque el tiempo que dedicamos a los cuidados no cotiza. Si no hay salarios dignos, tampoco habrá pensiones dignas", han reclamado, denunciando con ello la brecha de género.
En otro punto de la manifestación, el bloque antirracista también ha pronunciado sus reclamas. Desde la Triple M, un grupo de mujeres mexicanas residentes en Madrid, han recordado que la violencia machista no tiene fronteras: "Estamos aquí como cada año para pedir un alto a los feminicidios y las desapariciones de mujeres en México", han explicado. Como mujeres no blancas, han reivindicado su papel dentro del movimiento: "Sabemos que los derechos de las personas racializadas a veces no son tomados en cuenta. Aunque España sea un país progresista, aún existe racismo institucional y social, y tenemos que luchar contra él".
COESPE: "Nuestras pensiones son más bajas porque el tiempo que dedicamos a los cuidados no cotiza"
Mientras, el colectivo que trabaja por los derechos de las mujeres presas también han querido estar presentes, en nombre de quienes no pueden manifestarse. "Las mujeres en prisión sufren una doble opresión. La mayoría llega a la cárcel tras haber sido previamente victimizadas y arrastrando situaciones de pobreza. Además, como solo representan el 7% de la población reclusa, están en cárceles pensadas para hombres, donde tienen menos acceso a trabajos, cobran menos y son menos visitadas", han denunciado. Han explicado, además, que "en 11 provincias ni siquiera hay módulos para mujeres", lo que las deja aún más aisladas: "Estamos aquí porque ellas no pueden estar, para ser altavoz de su causa".
Menos la derecha y la ultraderecha, las formaciones políticas también han estado de cuerpo presente. Una de las primeras en hablar frente a los medios ha sido la ministra de Igualdad, Ana Redondo, quien ha defendido la necesidad de alzarse ante la ola reaccionaria que "amenaza" con dar un paso atrás y con cercenar los derechos de las mujeres con la "motosierra" de la "extrema derecha". En el mismo sentido se ha expresado la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz: "Frente a los que han tomado la bandera del odio contra las mujeres, les decimos que ni un paso atrás", ha subrayado, junto a la ministra de Sanidad, Mónica García, y Rita Maestre. Además, ha instado "a tomar las calles con alegría y muchísima fuerza" para decir que "el mundo será feminista o no será". Por su parte, la exministra de Igualdad, Irene Montero, ha abordado la necesidad de autocrítica en lo que respecta a la violencia machista. "Donde antes había silencio, impunidad y mirada para otro lado, ahora se actúa ante los testimonios de las mujeres víctimas y ante los casos de violencia sexual", ha defendido.
Yolanda Díaz: "Frente a los que han tomado la bandera del odio contra las mujeres, les decimos que ni un paso atrás"
El acto ha concluido con la lectura del manifiesto, un texto vibrante que han aplaudido las miles de asistentes. "¡A las calles, compañeras, compañeres! Salgamos, feministas antirracistas, antifascistas, transfeministas, con el impulso de nuestra rabia colectiva, de nuestra rabia creadora y sigamos en movimiento hasta que cambiemos todo lo que tiene que cambiar", han proclamado. "No vamos a parar hasta crear unas instituciones no violentas, dinamitar las fronteras y cargarnos el capitalismo y el patriarcado", ha asegurado las lectoras del documento.
Entre aplausos, gritos y bailes de apoyo, el mensaje final ha sido claro: la memoria de las luchas pasadas es el motor de las presentes. "Vuestras luchas son las nuestras, vuestra rabia es la nuestra, seguimos aquí y no vamos a parar", han concluido, a sabiendas de que la libertad de todas estará siempre en cada boca que se niegue a callar.
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