Opinión
¿Te vas a ir justo ahora?


Periodista y escritora
-Actualizado a
"Estoy cansado de todo esto, desanimado, los últimos tiempos nos han quemado mucho…". El que habla es un hombre en la cincuentena con el que he coincidido en muchas batallas y no pocas manifestaciones. Activo militante de izquierdas, republicano, ecologista. Coincidimos en el AVE camino de Barcelona. Yo voy a participar en una conferencia; él está buscando vender un piso pequeño que tiene en un pueblo catalán. "Tengo ganas de retirarme un poco de todo este jaleo, irme de Madrid e instalarme en…". Podría acabarle la frase, porque me la sé de memoria: "instalarme en un pueblo".
Cunde una sensación triste de derrota ante la que la idea de "un pueblo" aparece como la solución a algo. Me pregunto a qué, y con qué intención. La de mi viejo conocido, por lo que voy entendiendo, es buscar un lugar donde tener más tiempo para sí mismo, recuperar horas de lectura y paseo, y algunas ideas vagas sobre la vida "de antes".
Me despido con la certeza de que no encontrará la vida que busca, y que, de encontrarla, no será la de antes, porque ese "antes" no vuelve, si es que realmente existe. Yo también picoteo de vez en cuando en las páginas de las inmobiliarias terrenos rústicos, casas de pueblo y similares, sabiendo que es una forma como otra cualquiera de pasar el rato. La idea de "irse" tiene un origen, el lugar del que quieres salir corriendo, y comprendo perfectamente que ese origen esté en Madrid, porque se me ocurre que es el mejor sitio del que largarse. Sin embargo, tengo la sensación de que carece de destino. Las personas —muchas, demasiadas— a las que oigo comentar que están pensando en "irse" no parecen tener claros ni el destino ni a qué dedicarán sus días allí.
Entiendo que a casi todo el mundo, al menos a casi todo el que conozco, le gustaría tener horas de lectura, espacios verdes de paseo, otro ritmo no solo de vida, también de pensamiento. A mí también, por supuesto. Pero no puedo dejar de preguntarme si puedo, si podemos permitírnoslo. Para las personas que "militan" en cualquier lucha social —feminismos, derechos LGTBIQ+, antirracismo, ecología, vivienda, sanidad y educación públicas, etc.— los últimos años están resultando devastadores. También para los movimientos y partidos de izquierdas. Cunde un cansancio agrio y fratricida de difícil solución.
Veo al "parapresidente" de los Estados Unidos Elon Musk enarbolando la motosierra que le regala el presidente argentino Javier Milei en la cumbre de los miserables, la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) y entiendo que es un retrato de lo que triunfa. Lo que triunfa es lo contrario de lo que fracasa. También es un retrato de lo que avanza, o sea lo contrario de lo que retrocede. Según esos parámetros, me siento de manera inequívoca en el bando de lo que fracasa y lo que retrocede. Entonces me acuerdo de mi colega del tren y pienso "¿Te vas a ir justo ahora?". Y mi pregunta crece, se expande a tantas otras personas, a movimientos incluso, crece hasta chocar contra el cansancio, el hartazgo, la siempre ponzoñosa melancolía. ¿De verdad, justo ahora?
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.