Familias de víctimas del franquismo se pagan pruebas de ADN ante el atasco en el laboratorio de Granada
Cada prueba cuesta entre 300 y 350 euros. "Quiero encontrar a mi abuelo", resume una familiar. "Si yo lo encontrara a él, lo enterraría con mi abuela, en Cartagena", añade.

Sevilla--Actualizado a
Varios familiares de víctimas del franquismo que fueron exhumadas en el cementerio de San Fernando (Cádiz) han pagado de su propio bolsillo pruebas de ADN en un laboratorio privado de Madrid ante el "atasco" que existe en el de Granada que, según varias asociaciones consultadas por Público, "hace lo que puede", pero no llega a dar una respuesta solvente. Cada prueba, según las familias, ha costado entre 300 y 350 euros.
"Esto corresponde a que realmente no hay un compromiso real en el tema de la memoria. Se van poniendo parches, se van cometiendo errores. La identificación genética, concentrándolo en un solo sitio, no está dando los resultados oportunos", expone a título personal a Público José Luis Gutiérrez, historiador y vocal de identificaciones de la Asociación para la Recuperación y Divulgación de la Memoria Histórica en Cádiz.
Entre las razones de la lentitud y la escasez de las identificaciones en Granada —el único laboratorio que hoy mantiene convenios con la Junta de Andalucía—, además de la propia dificultad inherente a las mismas, debido al tiempo transcurrido, está en que en los últimos tiempos se han exhumado varias fosas, una de ellas, por ejemplo, la de Pico Reja en Sevilla con miles de cadáveres, lo que provoca también retrasos.
La ley de memoria autonómica, aprobada sin votos en contra en el año 2017, establece, en su artículo 13.3 que "la Administración de la Junta de Andalucía realizará pruebas genéticas que permitan la identificación de los restos óseos exhumados".
"Es la decisión política de concentrar las pruebas [en Granada]. Lleva años demostrándose que eso no funciona. Y ya hay que encontrar una solución. ¿Por qué tiene que ser una exclusividad de Granada?", se pregunta Gutiérrez.
Este periódico se puso en contacto con la Junta de Andalucía para preguntar por esta problemática y para conocer los datos de los que dispone de identificaciones efectivas, pero en el momento de publicación de esta información no había obtenido respuesta alguna. En fechas recientes, el Gobierno andaluz admitió retrasos de hasta 18 meses.
Ante esta situación, como han hecho siempre —abandonadas durante tanto tiempo—, las víctimas del franquismo actúan y se movilizan.
"Viendo que en lo de Granada nos decían que no había posibilidades, no daban señales y pasaba el tiempo y el tiempo, me puse en contacto con Amede: me comentaron que habían pensado en buscar un laboratorio privado en Madrid", afirma a Público en conversación telefónica Dolores Salazar Martínez, nieta del desaparecido Juan José Martínez Blanca, que pertenecía al cuerpo de auxiliares de la armada.
Amede es la Asociación por la Recuperación de la Memoria Democrática, Social y Política de San Fernando (Cádiz). Javier Pérez Guirao, antropólogo, explica que allí, en la fosa, se han exhumado 145 cuerpos. "Se puso mucha fe en el ADN. Vimos que los resultados en localidades cercanas de la provincia no estaban siendo lo que se esperaba. En Paterna de Rivera no se identifica a nadie. En Puerto Real eran más de 180 y se identifica solo a dos; en Setenil, son seis personas, hay también hijos [se supone que es más fácil una identificación cuanto más cercano sea el parentesco, de ahí la importancia de hacerlo cuanto antes, porque cada vez quedan menos descendientes directos por el paso del tiempo] y no se identifica ninguno. Empezamos a pensar que a lo mejor nos podíamos quedar sin identificaciones. Luego, hemos sido unos afortunados, de cara a las identificaciones que da Granada: han sido cinco". Pérez Guirao asegura que hace un año hicieron el recuento de las identificaciones positivas en la provincia de Cádiz. "Puede haber variado algo, pero salía un 2,55% sobre el total de 742 víctimas exhumadas a fecha de 2024".
En el laboratorio de Madrid se ha podido lograr la identificación de otras nueve personas de la fosa de San Fernando, el último anunciado el pasado 11 de abril por Amede. ¿Son fiables estas identificaciones? Pérez Guirao asegura que sí, y frente a quien pueda pensar que el laboratorio quiere dar cancha a las familias para hacer negocio, argumenta que no es así. Es el laboratorio Labgenetics en San Sebastían de los Reyes (Madrid), al que también acude la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), fundada por Emilio Silva, que ha exhumado más de 150 fosas por todo el país, según los datos recogidos en su página web, aunque en su caso, las pruebas las paga la asociación con las cuotas que recibe, según expone a Público. "No es un laboratorio de tres al cuarto", resume Pérez Guirao, con contundencia. Es en efecto un laboratorio reconocido.
"Quiero encontrar a mi abuelo"
Esto, un resultado negativo, es lo que le sucedió a Salazar, que no ha logrado aún, a pesar de recurrir a las pruebas privadas, identificar a su abuelo. Ella vive en Barcelona. Así que, además de la prueba, se costeó el vuelo a Jerez, después el tren a San Fernando y el alojamiento. Allí recogió allí las pruebas, con su certificado de custodia y luego el viaje a Madrid —allí se hospedó en casa de un familiar—.
"Quiero encontrar a mi abuelo", resume Salazar. "Si yo lo encontrara a él, lo enterraría con mi abuela, en Cartagena", añade.
"Él no hizo nada —cuenta Salazar sobre su abuelo, Martínez Blanca—, le pilló allí el golpe y se opuso a seguirlo. No estaba metido en política ni estaba metido en nada. Se negó a seguirlo y ya no le dejaron salir. El 18 de julio lo detuvieron y hasta el 19 de enero del 37… que lo fusilaron. Mi abuela no lo pudo ver. Le llevaba cosas, tabaco, ropa, a través de alguien. Eso sí me lo han contado, y le escribía cartas, mi abuelo le escribía cartas. Con mucho sentimiento".
"Mi madre —añade Salazar— tendría unos 10 años cuando estalló la guerra. Ya no queda nadie. Era un tabú, delante de los niños no hablaban cosas. Más grande te ibas enterando, te contaban algo, que le pilló [el golpe] en San Fernando, no contaban mucho. Mi abuela no hablaba de esto. Fue una tía mía que vivía con ella. Habló y no habló mucho y ya siendo muy mayor, nos entregó a cada nieto una copia de las cartas. A mí se me metió que yo quería encontrarlo, a ver si podía dar con él".
Identificaciones presuntivas
La Amede practica lo que llaman identificaciones presuntivas: a partir del trabajo de los arqueólogos y de la intervención en la fosa, se acotan los posibles cadáveres, para que las pruebas no se hagan infinitas. Para ello, se tienen en cuenta la edad del represaliado y todos los detalles que existan alrededor de su muerte. "Es un trabajo de cruce de datos arqueológicos, históricos y antropológicos", afirma Pérez Guirao.
"Tenía unos 38 años, los otros andaban por los 50 o por los 20 y algo. El día que lo fusilaron, lo hicieron con dos más", afirma Salazar. Con estos datos, en su caso, Amede consideró que podría haber cuatro restos de los que uno podía ser su abuelo. Con esas muestras, Salazar se plantó en San Sebastián de los Reyes.
Sin embargo, ninguna de las muestras dio un positivo. Su abuelo sigue desaparecido. "Me quedó como un vacío. Iba muy esperanzada de que uno de ellos fuera él. Me quedó un bajón cuando se acabó todo. Me anima mucho la familia, me dicen que igual saldrá más adelante. Como entregué las cuatro muestras de ADN, en un momento u otro, pues igual sale. No es seguro al 100%. Ya me lo dijeron [en Amede]: ‘Al 100% no es probable, te arriesgas a que no lo sea’. Pero si hay alguna posibilidad, tengo que seguir adelante. Algún consuelo que te queda es ver que algunos familiares sí han encontrado a alguien de los suyos".
Huesos y dientes
En la fosa de San Fernando, además de los cinco identificados en Granada, en efecto, otros nueve lo han sido a través de estas pruebas pagadas por las familias. Hay además otras dos posibles identificaciones en camino. "Yo fui la primera", afirma Ángeles Fernández Roldán, hoy presidenta de Amede. Su abuelo era Cayetano Roldán, "médico de los pobres" y exalcalde republicano de San Fernando.
Fernández Roldán pudo saber primero indiciariamente, antes de la confirmación, que el cuerpo era el de su abuelo porque su abuela, afirma "se fue por la noche con otra señora a la que también mataron a su marido y tuvieron la cosa de dar una identificación". "Fueron por la noche y le pusieron sobre la tumba unas losas de mármol. Y apareció así. Era él".
"Lo que motiva [acudir al laboratorio privado] es que en Granada me dieron negativo". En su caso, dio negativo en Granada y positivo en Madrid. Esto ha sucedido en más ocasiones en San Fernando. ¿Por qué? "Ellos pedían el fémur. Han pasado muchos años y el fémur no da [ADN]. Hay que pedir los dientes. Nosotros mandamos los dientes [a Madrid]", afirma Fernández Roldán. "Granada siempre nos ha pedido, salvo alguna excepción, siempre nos ha pedido un trozo de hueso, de la diáfisis del fémur. Cuando no había fémur o estaba muy deteriorado, entonces se pedían otros huesos cono tibia, péroné, húmero…Los laboratorios privados muestras de piezas dentarias", abunda el antropólogo Pérez Guirao.
La Amede se remite, para explicar esa divergencia, a un estudio del comité internacional de la Cruz Roja, que recoge que "en la mayoría de los casos, los dientes ofrecen la mejor fuente de ADN". "Lo ideal —se añade— es tomar dos dientes que no hayan experimentado intervenciones odontológicas ni procesos de descomposición (como caries), en el siguiente orden de preferencia: molar, premolar, canino, incisivo". El trabajo de Cruz Roja se llama Personas desaparecidas, análisis forense de ADN e identificación de restos humanos y lleva por subtítulo Guía sobre prácticas idóneas en caso de conflicto armado y de otras situaciones de violencia armada.
Algunas reflexiones
"De Granada no sale nada. De San Fernando, de 145, ha dado 5 positivos. Hay gente que está esperando años y años. Ahora han llevado mil [restos] de Sevilla, ¿Cuándo van a salir? Al ritmo que llevan…", se plantea Fernández Roldán.
"Otro abandono más. En el fondo es privatizar los derechos humanos. Un desamparo más de gente que trata de luchar por algo. Primero de básica de derechos humanos, ayudarte a identificar. Ni siquiera llegan a eso", considera Emilio Silva, de la ARMH, en conversación telefónica con Público.
"Los gobiernos tenían que haber hecho algo más respecto a esto. Tenemos que movernos los familiares si queremos algo". "Hay mucha gente metida en la memoria histórica que no nos hacen ni caso, no estamos viendo el fruto", reflexiona Fernández Roldán.
"Las tareas de exhumación son una cosa de vivos. Granada no ha respondido a las expectativas de respuesta, confirmación o negación. Y se ha producido una especie de tapón y de atasco y por lo que sabemos hoy en día, no se ha desatascado. Familiares que han dado su ADN están falleciendo. Esa es la situación. Y como desde el comienzo del memorialismo, ante la falta de políticas serias, la sociedad civil toma el relevo. Si no llega a ser por esa sociedad civil que se puso en marcha, no estaríamos en el estado que se encuentra hoy la memoria histórica", analiza el historiador Gutiérrez.
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