Vox explota en València y deja muy tocado al principal aliado de Mazón
Suspende de militancia y de cargos a Juan Manuel Badenas, su portavoz en el Ajuntament de València, y deja al partido ultraderechista, principal sostén de Carlos Mazón, en una situación difícil en el País Valencià.

Ricard Chulià Peris
València-
Carlos Mazón es probablemente el presidente autonómico del PP que cultiva una mejor relación con Vox. No solo porque, como gran parte de los otros, sin el voto de la formación ultraderechista Mazón no hubiera sido president de la Generalitat, sino porque ahora mismo sigue siéndolo por la misma razón. Vox votó contra la iniciativa para pedir su dimisión que presentó Compromís en las Corts y, asimismo, una hipotética alternativa a Mazón necesitaría su participación activa, a la cual no se presta.
Si Vox no apoyara en las Corts el recambio del PP a Mazón, habría elecciones anticipadas en el País Valencià, un escenario del que los conservadores no quieren oír ni hablar. Si antes de la DANA, la única duda que dejaban abierta las encuestas sobre qué podría pasar era si el PP llegaría a la mayoría absoluta o volvería a necesitar a Vox, ahora mismo dicha hipótesis es toda una quimera. Y no solo hay partido, sino que parece que el bloque que más números tendría para ganarlo es el de la izquierda. En este sentido, las encuestas internas que maneja el PP son dramáticas.
El nombre que suena con más fuerza en esta quiniela para encontrar un recambio a Mazón es el de la alcaldesa de València, María José Catalá. Ahora bien, al contrario que Mazón, Catalá no tiene precisamente una buena relación con Vox. Antes al contrario, de hecho. Mazón fue el primer barón del PP que rompió el tabú impuesto por Alberto Núñez Feijóo y pactó un gobierno autonómico con Vox antes de las elecciones generales que había adelantado Pedro Sánchez. María José Catalá, por contra, cumplió la directriz a pies juntillas y los ultraderechistas no entraron en el gobierno municipal hasta mucho después.
Juan Manuel Badenas era, hasta ahora, el hombre fuerte de Vox en el Ajuntament de València. No era precisamente un perfil bajo. Durante la campaña electoral, se grabó con un taladro al hombro simulando que desmontaba un carril bici, por ejemplo, con un estilo peculiar que recuerda bastante a Javier Milei.
Poco después de la DANA, Badenas se fue de fin de semana de vacaciones a Morella con su pareja, la también concejal de Vox Cecilia Herrero. Pero lo que ha supuesto la expulsión de Badenas de Vox han sido unos audios en que se le oye presuntamente amañando un contrato irregular de publicidad e incluso poniendo sobre la mesa el uso de espías contra la oposición. Ambos podrían pasar ahora a la condición de no adscritos.
Ahora bien, el enfrentamiento entre Badenas y Catalá se remonta mucho más atrás. El político de Vox había sido rector de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), una entidad que creó la Generalitat en 2008 con un coste de 34 millones de euros y que, solo cinco años más tarde, en 2013, la misma Generalitat vendió al Grupo Planeta por solo cuatro millones. La encargada de la venta, como consellera de Educación, fue, precisamente, María José Catalá, quien pasó a ejercer poco tiempo después como profesora en la institución, con un sueldo que no declaró como diputada en las Corts. Badenas denunció en su momento supuestas irregularidades de aquel proceso de venta.
En medio de estas turbulencias y preguntado este lunes por los medios, Feijóo ha vuelto a lanzar balones fuera sobre Mazón. Ha atacado al Gobierno de Sánchez, pero no ha defendido la gestión de la Generalitat, sino que se ha centrado en una reconstrucción que no ha concretado. El nerviosismo en Génova con respecto a Mazón es muy difícil de disimular, ya que les desvía la atención de su principal objetivo: la oposición a un Sánchez que consideran que se encuentra contra las cuerdas. Sin embargo, cada vez que sale el nombre de Mazón, Sánchez respira.
La protesta ciudadana contra Mazón no amaina. Este sábado València volvió a vivir una manifestación multitudinaria. Es la quinta convocada explícitamente para pedir la dimisión de Mazón desde la DANA. Si le sumamos una más que hubo por en medio, centrada en la educación —y que también pedía su dimisión—, tenemos que València ha vivido una manifestación masiva cada veinte días desde entonces, una tensión difícil de aguantar y que demuestra que el rechazo a Mazón no es precisamente negligible.
València, eso sí, encara la recta final hacia las Falles o, incluso, se podría decir que está ya plenamente inmersa en las Falles. Esto, que podría suponer un respiro para Mazón, como para cualquier político en el poder en el País Valencià, se convierte, en las actuales circunstancias, en otro quebradero de cabeza más, y no precisamente menor.
Por ahora, Mazón no ha acudido a ningún acto fallero en el que se le esperaba y no confirma ni desmiente si tiene la intención de dejarse ver por alguno. El president de la Generalitat se encuentra en una gestión de balance de daños para calibrar si es peor esconderse o aparecer y recibir gritos y abucheos.
Mazón parece enfrascado en un juego del gato y del ratón perpetuo, sin hacer pública su agenda oficial hasta que ya ha pasado. Realmente, sería muy difícil de justificar en la política valenciana que un president de la Generalitat no tuviera agenda oficial durante todas las Falles. Es más que probable que no haya pasado nunca. Ahora bien, si no se puede afirmar si Mazón finalmente se dejará ver o no, lo que sí que se puede afirmar es que, de hacerlo, la protesta, espontánea u organizada, lo estará esperando.
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