Opinión
Los tres escenarios de la guerra entre Trump y Jamenei contra Irán


Por Nazanin Armanian
Analista política y traductora persa y dari
“Pero, ¿Por qué has vendido tu caballo por sólo 10 riles? Le pregunta un vecino.
- Está cojo, valía menos, responde Alí.
El vecino va y se lo comenta al comprador.
- No está cojo. Tenía algo clavado en la pata, aclara el Tío Doni.
El vecino va y se lo comenta a Alí, riéndose de él.
- Está cojo de verdad. Le clavé yo el clavo para que él pensará que cojeaba por eso. Dice con el orgullo de los viejos timadores.
El vecino, intrigado, se lo comenta a Doni.
- Jajajaja, -se parte en carcajadas- ¡Ni se ha dado cuenta de que las monedas que le di eran falsas!
Aquel desgraciado caballo del cuento, representa a Irán y los iraníes, atrapados entre dos bandidos pistoleros conscientes de que el otro les está estafando.
En principal motivo por el que el Caudillo de la Teocracia Chiíta (TCHI), Ali Jamenei pasara en menos de un mes de afirmar que “negociar con EEUU es deshonroso y estúpido” a “EEUU puede invertir en Irán” y a aceptar negociaciones directas con el Gran Satán en Omán -donde el Pentágono cuenta con cuatro bases aéreas y una naval- es darse cuenta de que no podrá luchar en dos frentes de forma simultánea: contra EEUU-Israel y contra la nación iraní que está preparando una nueva rebelión contra el capitalismo totalitario-teocrático.
Jamenei no pudo mantener en secreto esta “deshonra”. Aunque fue Trump quien lo reveló, el régimen secuestró durante dos días al diario islamista Shargh, que lo puso de titular.
Ante la imposibilidad de llegar a un pacto nacional con el pueblo al que ha esclavizado, la TCHI ha optado por vender su alma al diablo y así salvarse a sí mismo (los asesinatos del jeque Nasralá, y de Esmaeil Haniyeh sólo eran para llegar a él, como la cabeza del pulpo, según Israel), y a su régimen: “El peligro contra el Islam no viene de fuera sino del interior”, afirma Jamenei en un reciente discurso, como si hubiera recibido garantías de vida de Washington y Tel Aviv, por lo que ordenó a los Guardianes de la Revolución Islámica (GRI) que estuvieran preparados para aplastar al enemigo interno, apodo dado a la clase obrera, los campesinos, las mujeres, los profesionales, las minorías nacionales y religiosas, e incluso parte del clero que le considera un anti-chiíta.
La política de “máxima presión” de Trump contra Irán ha hecho caer drásticamente los pocos barriles de petróleo que Joe Biden le permitía vender; un dólar ya se cambia por un millón de riales, y la inflación “oficial” se sitúa en 32,5% (la real ronda el 49%), mientras el gobierno ha dejado de importar unos 970 artículos farmacéuticos, haciendo disparar sus precios entre 100 y 600% en un año, incluídos los que tratan el cáncer. La producción de electricidad y agua ha llevado a la ciudades y fábricas a la oscuridad, y los agricultores se manifiestan con sus tractores exigiendo agua (canalizada a los grandes complejos agroindustriales de los GRI). La cifra de ejecuciones se ha disparado. Además de la confirmación de las penas de muerte contra las tres activistas de la izquierda, Varishe Moradi, Pakshan Azizi y Sharifeh Mohammadi, sólo en los última semana la inquisición islámica ha ejecutado a 26 iraníes. La necropolítica es aplicada desde dos vertientes: condenar a millones de iraníes al "mundo de muerte" por hambre y pobreza para que no tuvieran tiempo de pensar, organizarse y actuar, y desde el culto al martirio hacer que la parte más inculta y desesperada de su bases social prefiera morir por “su causa” e ir al cielo donde le espera supuestamente un bienestar absoluto, que vivir su miserable vida. La tensión entre el pueblo y el régimen es tal que Jamenei ni felicitó a los iraníes el Nouruz, la milenaria y preislámica fiesta del nuevo año iraní, el primer día de la primavera.
Según The New York Times, el comandante de los GRI Mohammad Baqer Qalibaf, y el presidente del Parlamento, habían advertido al Caudillo de que combinar una guerra con un colapso interno podría generar un gran descontrol. Es tal el pánico que siente su régimen basado en el terror, que ha ordenado a sus patrullas “de moral” dejar de arrestar a las mujeres que se niegan a llevar el velo-esvástica que el fascismo religioso les ha impuesto, por el temor que una gota más reviente el vaso, y a Hezbolá libanés y su sucursal iraquí, Hashad Shaabi deponer las armas.
No se trata de unas negociaciones, sino de escenificar el ultimátum dado por EEUU a la TCHI: aceptas mis condiciones o habrá un “cambio de régimen", revela Marco Rubio, el Secretario de Estado de Trump.
Así, el pueblo iraní ha forzado al dictador a elegir entre una implosión paulatina de su régimen y un “ataque quirúrgico” contra su propia persona. No se da cuenta de que el segundo también puede caerle como un rayo, desde dos direcciones: Israel y los halcones de los GRI, que buscan desbancar al clérigo (profundamente odiado por el pueblo), para concentrar la totalidad del poder en sus manos, salvando al régimen rentista, y con un nuevo disfraz, utilizando el modelo del general egipcio Al Sisi.
Lo que hoy pretende EEUU
1. Adelantarse a esta misma situación explosiva de Irán, con el fin de canalizar los acontecimientos, en uno de los países más estratégicos del planeta. En 1978, llegó tarde. La revolución contra el régimen autoritario del Sha le sorprendió, y tardó unos ocho meses hasta encontrar a un férreo anticomunista-antisoviético llamado Jameini, y mantener a Irán en la órbita del capitalismo.
2. Hacer que este totalitarismo capitalista políticamente independiente se ponga bajo las órdenes directas del imperialismo (como Irak, Israel, Arabia Saudi, etc.), para poder atender tranquilamente el desafío chino. Roma no perdona a los traidores: EEUU colocó a la extremaderecha islámica en el poder en 1978, pero no le va a permitir tener armas nucleares y encima ser autónomos.
Para ello,Trump ha emprendido dos acciones paralelas:
- Un despliegue militar sin precedente cercando a Irán, desde el Golfo Pérsico, el Océano Índico, y el Mediterráneo. Ha enviado a su base militar en Diego García, a unos cuatro mil kilómetros de Irán, seis de los 20 cazabombarderos furtivos B-2, capaces de transportar bombas antibúnkeres GBU-57 de 14 toneladas, al tiempo que los portaaviones USS Carl Vinson, USS Harry S. Truman y Carl Vinson se acercan a Irán. La visita a Israel del jefe del Comando Central del Pentágono (CENTCOM), que dirige las 10 bases y los 50.000 soldados en la región, es inquietante: lo suele hacer en la víspera de un ataque militar a un país. El traslado de bombas nucleares B61-13 de EEUU a Israel, capaces de eliminar a todo ser vivo en 8 km², no es para Gaza.
- El envío de una carta secreta, no a su homólogo el presidente (florero) Masoud Pezeshkian, sino a Jamenei: el hombre con el que tiene en común la clase social (burguesía oligárquica), la ideología de extremaderecha religiosa, la franja de edad, la crueldad y la falta de escrúpulos. Según Kazemi Qomi, ex comandante de los GRI, la carta de Trump va mucho más allá de la cuestión nuclear de Irán, y pide:
- Desmantelar todas las instituciones creadas por la TCHI, incluidos el sistema de Welayat-e Faghih (equivalente a un Führer, un califato).
- Fusionar a los GRI, creado para proteger a la teocracia, con Artesh, el ejército clásico: “ustedes no necesitan dos ejércitos” ha apuntado Trump, que en su nueva adquisición, Siria, ha puesto al ejército bajo el mando de los yihadistas de Al qaeda, otra de las criaturas del Pentágono.
- El cese total del programa nuclear, y no únicamente no bajar el nivel del enriquecimiento de uranio.
- Reducir el alcance de sus misiles a 200 kilómetros.
- Poner fin a armar a los grupos islamistas de la región.
No habrá acuerdo por los siguientes motivos
1. La oposición de los halcones (proisraelíes) de EEUU alojados en el régimen de Trump.
2. Benjamín Netanyahu exige el “modelo libio” para Irán. En 2003, y tras la invasión liderada por EEUU a Irak, Gadafi aceptó destruir sus armas de destrucción masiva a cambio del fin de las sanciones. Ocho años después, un complot contra Libia por la OTAN sepultó bajo sus toneladas de bombas a decenas de miles de habitantes del que fue el último país panarabista que respaldaba un Estado Palestino progresista y libre y la primera reserva del petróleo de África. Luego, y como pedagogía del terror, la criminal de guerra no juzgada Hilary Clinton entregó al líder libio a la banda de asesinos yihadista para que sea linchado delante de las cámaras.
3. El sector de los GRI que se beneficia del aislamiento económico-político de Irán, a los que Ahmadineyad apodó “los hermanos contrabandistas”, ha provocado una verdadera esclerosis institucional. En busca de una guerra “de baja intensidad” para asaltar a la totalidad del poder, esta mafia recurre al mito de Ashura, cuando el Santo Hossein, nieto de Mahoma, en un reclamo del poder, encabezó en Kerbala (hoy Irak) del año 608, a un centenar de hombres, mujeres y niños, para luchar contra el imponente ejército del califa Yazid. Fueron mascrados, aunque él fue apodado el Principe de los Mártires, ganándose la fama de haberse enfrentado al enemigo por el islam a cualquier precio. En cambio, su hermano Hassan rechazó mandar a sus leales al matadero y renunció al poder. De allí nacen los conceptos de “Chiítas hosseinies” y “Chiítas hassaníes”.
¿Realmente Hossein pensaba que su pequeña y mal armada expedición tenía alguna posibilidad de ganar, con la venia de Alá? ¿No había en su mente otras formas de luchar que no fueran militares? ¿Qué se consigue al inmolarse de este modo y mandar a morir a otros, salvo el inexistente “Cielo” para los asesinados? ¿Hasta qué punto un líder religioso, que tiene “fe” y cree en “milagros” tiene capacidad de corregir sus errores y trazar estrategias apropiadas en medio de una batalla mortal? (Gaza, una muestra ). Los hosseiníes de la TCHI pretenden resucitar aquel campo de terror, pero en Irán y en dimensiones apocalípticas.
Por el momento, han conseguido imponer una moción de censura contra el ministro de Economía del gobierno, y forzar la salida del vicepresidente para Asuntos Estratégicos Javad Zarif, el mismo negociador que consiguió el acuerdo nuclear con Barak Obama en 2015. Los GRI, un cartel económico, han destruido el concepto tradicional de Estado (al servicio del pueblo), ejerciendo un terror multidimensional contra el pueblo, a través de grupos parapoder compuestos por el lumpén proletariado, que actúan como los Camisa Negras de Mussolini. El diario Kayhan, crítico con las negociaciones, ha pedido “volar los sesos de Trump”. Si desaparece “el enemigo exterior”, se quedarían sin pretexto para justificar la magnitud de la represión que ejercen contra los iraníes. En su desobediencia ante las órdenes de Jamenei para pactar con Trump, tengan en cuenta que, en el chiísmo, corriente del islam que, al contrario del sunnismo, sí cuenta con una jerarquía clerical, pero no con un “Papa”, sus practicantes pueden elegir como guía a uno de los (menos de diez) Grandes Ayatolás. Jamenei no forma parat de esta élite, lo cual permite a los islamistas partidarios de las armas nucleares no acatar sus “fatuas” o edictos. La facción rival, la burguesía comercial-burocrática y otros sectores de las instituciones económicas privatizadas y profesionales, piden una abierta conexión con el capital financiero global: Heshmat Falahatpisheh, ex jefe de la Comisión de Política Exterior del Parlamento, pide “no un teléfono rojo, sin una mesa roja" de diálogo para evitar una guerra, ya que las reuniones de Irán con China, Rusia y Europa son simplemente "una pérdida de tiempo". Las palabras del Viceministro de Asuntos Exteriores ruso Andrei Rudenko recalcando que la Asociación Estratégica de 20 años con los ayatolás: “No nos obliga a proporcionar asistencia militar en caso de un ataque a Irán”, han sido como el agua de mayo para este sector, que ya atacaba a Rusia por haber abandonado a Bashar al Asad. Jamenei es el principal obstáculo para desatascar la situación; que nadie descarte su eliminación física y correr la misma suerte que la totalidad de los 12 Santos del chiísmo: ser asesinado.
- El pueblo iraní que dejará sin efecto la confabulación Trump-Jamenei contra sus intereses nacionales.
- La ausencia de estructuras preparadas para la reapertura de las relaciones tras 46 años de enemistad por ambas partes.
- La firma de un acuerdo no garantiza su aplicación: los documentos de “Paz y Cooperación” ratificados por Trump y Kim Jong en 2018 son un ejemplo.
- El propio carácter de Trump y su equipo, hombres de negocios que no son políticos ni estrategas, que sólo buscan grandes titulares. Lo único real es que EEUU sigue aumentando las sanciones contra los trabajadores iraníes.
El velo y los gritos contra EEUU (que no contra otros gobiernos imperialistas), han sido los principales símbolos del totalitarismo religioso para distinguirse de la dictadura semilaica del Sha: las iraníes han quemado este trapo en las hogueras, y Trump le está obligando al segundo: estamos ante el fin del islam político, promovido por los demócrata.
Los posibles escenarios
EEUU optará por:
1. Eliminar al clero del poder, y permitir una dictadura regentada por los militares islamistas, presentables como el jefe sirio de Al Qaeda Mohamed al-Golani. Así, mantendrá las estructuras del poder que creó desde la época del Sha, sobre todo en los servicios de inteligencia.
2. Destruir las infraestructuras de Irán, pero permitir la permanencia del Caudillo hasta que le “llegue la hora”: es lo que hizo con Saddam Hussein entre 1991 y 2003, y con Bashar AL Assad, entre 2011 y 2024.
3. Ataques “quirúrgicos” contra los sitios estratégicos de Irán, desmantelar al régimen islámico, y colocar un nuevo títere para un périodo de transición. Ni “hacer un Zelenski”, regalar a la superpotencia los recursos naturales de Irán a cambio de permanecer en el poder, le salvará al Caudillo Jamenei.
Todos los escenarios son agresiones militares estratégicas del imperialismo a Irán, para que deje de ser una potencia regional, gobierne quien lo gobierne.
En vez de conversaciones secretas a espaldas del pueblo, la TCHI debería convocar el Movimiento de NO Alineados y otros foros del Sur Global para alejar al monstruo de la guerra. Los únicos que tienen derecho a decidir el destino de Irán son los iraníes.
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