El kit de supervivencia de la UE muestra sus costuras: "Podría ser útil para un ataque puntual pero no para un conflicto armado o una pandemia"
La guía propuesta por Bruselas ofrece pautas para sobrevivir durante 72 horas si ocurre una amenaza externa a gran escala. Los expertos en defensa descartan su practicidad real y denuncian la alarma social que genera en pleno rearme europeo.

Madrid--Actualizado a
Gafas de sol, DNI plastificado, linterna, cerillas, mechero o una navaja suiza. Estos son algunos de los útiles que la comisaria europea de Igualdad y Gestión de Crisis, Hadja Lahbib ha exhibido este jueves en un videotutorial sobre cómo preparar un kit para sobrevivir a una crisis durante 72 horas. Lo primero que sorprende del mismo es el tono relajado y humorístico, incluso superficial, con el que la comisaria llama a proteger a la ciudadanía frente a peligros como agresiones militares o desastres nucleares. De hecho, el vídeo llega escasos días después de que la Comisión Europea presentara su Estrategia de la UE de preparación de la Unión para prevenir las amenazas y crisis emergentes y reaccionar ante ellas. Bajo la premisa de que la amenaza de sufrir ataques inminentes es cada día más próxima, Bruselas ha diseñado esta guía de 30 acciones que incluye un kit de supervivencia inspirado en el famoso informe Niinistö (expresidente de Finlandia).
“Desde las crecientes tensiones y conflictos geopolíticos, las amenazas híbridas y de ciberseguridad, la manipulación de la información y las injerencias extranjeras, hasta el cambio climático y el aumento de las catástrofes naturales, la UE debe estar preparada para proteger a sus ciudadanos”, reza un comunicado de la Comisión. Incluso se contemplan posibles sabotajes a cables submarinos, gasoductos y oleoductos, así como grandes oleadas de desinformación con el objetivo de interferir en las democracias europeas. Esta clase de desafíos requerirían, a ojos de las instituciones europeas, un plan armonizable a los 27 Estados miembros para reforzar su seguridad.
Aunque todavía es pronto para conocer en detalle el conjunto completo de medidas que propone la estrategia (Ursula Von der Leyen ha puntualizado que su contenido debe ser revisado y ampliado), desde Bruselas ya han adelantado algunos de sus puntos clave. La guía establece criterios de preparación para servicios esenciales como hospitales, escuelas, transporte y telecomunicaciones en caso de un estallido bélico o una amenaza cibernética, entre otras casuísticas. Habla igualmente de medidas de adaptación al clima y de la disponibilidad de recursos naturales críticos como el agua en momentos de crisis.
El primer kit de supervivencia impulsado por la UE
Es la primera vez que la Unión Europea lanza una guía de estas características con productos e indicaciones precisas para no perecer si la población se viera obligada al aislamiento total. Sí se han diseñado planes nacionales en países como Suiza o Finlandia, que llevan años implementando en sus respectivos países protocolos similares a nivel interno. Estos modelos han ido actualizándose y ampliándose con los años en función del contexto sociopolítico y hoy sirven de brújula al plan estratégico de la UE.
De hecho, como señalan los expertos, lo que para los países mediterráneos está causando una honda controversia, en ciertos países, como los bálticos y centroeuropeos, está plenamente normalizado dada su larga tradición defensiva. Kristian Herbolzheimer, director del Instituto Catalán Internacional para la Paz, señala que los países escandinavos tienen desde hace décadas este tipo de avisos y recomendaciones prácticas. “Lo han tenido con más o menos intensidad desde la época de la Guerra Fría, en función del momento”, asegura. Suecia, Noruega y Finlandia poseen reservas de fertilizantes y de otros productos estratégicos almacenados desde el enfrentamiento entre URSS y EEUU, por lo que para ellos el anuncio de Bruselas no supone en absoluto una novedad.
Suecia, por ejemplo, ha actualizado este año por quinta vez su protocolo de supervivencia Om krisen eller kriget kommer (En caso de crisis o guerra), un folleto de 32 páginas que ha sido distribuido a toda la población, que también dispone de un kit parecido al que propone la UE. Aunque está especialmente diseñado para casos de “amenaza militar”, contempla también supuestos como “ciberataques, delincuencia organizada, fallos en sistemas informáticos, campañas de desinformación, terrorismo y sabotaje”, los cuales “pueden ocurrir en cualquier momento y algunos están ocurriendo aquí y ahora”. La guía incluye indicaciones sobre cómo almacenar de forma eficiente el agua y la comida dentro de casa, como guardar garrafas de agua embotellada y congelarla, así como disponer de reservas de alimentos no perecederos, enlatados y muy energéticos.
Sin embargo, también hace referencia a cuestiones sobre cómo afrontar psicológicamente un momento de crisis, qué hacer con las mascotas en casa, de qué manera hablar a las criaturas sobre “crisis y guerras” o cómo lidiar con situaciones de pánico. En lo relativo a los lugares de refugio si se dieran ataques armados, la guía especifica que son prioritarios “los sótanos, los garajes y las estaciones de metro subterráneas, que proporcionan cobertura durante un ataque aéreo. Los túneles y muros también pueden ofrecer cierta protección. Es mejor estar en el interior que en el exterior, preferiblemente en una habitación sin ventanas”.
Algunos de los artículos imprescindibles para subsistir durante varios días sin contacto con el exterior, según esta propuesta precedente, son un hornillo de camping, quemador de gas, combustible, botiquín de primeros auxilios, cerillas, percutor, linterna, faro, abrelatas y baterías cargadas, entre otros. También artículos de higiene como pañales y compresas menstruales, así como mantas, esterillas, sacos de dormir y fuentes de calor alternativas que no requieran electricidad. Incluso se dan instrucciones en caso de ataques con armas nucleares, químicas o biológicas, contexto en el que sería recluirse en búnkeres o refugios de defensa civil hasta que se reduzcan los niveles de radiación.
Bruselas enciende la histeria colectiva en la UE
La estrategia que recoge el kit de supervivencia ha sido presentada por la Comisión Europea a través de un lenguaje tremendista, algo especialmente señalado desde los expertos en defensa. En la introducción del plan se habla de “amenazas inminentes” y tensiones geopolíticas crecientes. Incluso la propia presidenta de la Comisión Europea declaró que “Europa debe ser más fuerte en todos los frentes. Siempre es mejor prevenir las crisis que hacer frente a sus consecuencias”.
El problema que subyace de fabricar desde las instituciones comunitarias un falso contexto apocalíptico es que refuerza la idea de que es necesario securitizar y blindar los territorios frente a una posible agresión externa. Esto a su vez da alas a discursos belicistas y proteccionistas, incluso antidemocráticos (cualquier medida estaría justificada para garantizar la seguridad nacional) con tal de defender las fronteras. Así lo estima Tica Font, presidenta del Centre Delàs d'Estudis per la Pau y experta en Economía de defensa, comercio de armas, presupuestos de defensa e industria militar: “Todo esto responde a la necesidad de que haya una opinión pública favorable al gasto económico militar”, dice la investigadora.
Tica Font: “Todo esto responde a la necesidad de que haya una opinión pública favorable al gasto económico militar”
Ante la reacción de ansiedad general que suscitó el anuncio de estos kits, en España el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, trató de calmar las aguas alegando que actualmente no existe amenaza alguna “ni para la integridad territorial y la soberanía de España”. Uno de los escenarios geopolíticos que han generado sensación de amenaza externa contra el continente europeo ha sido la invasión rusa sobre Ucrania y la posibilidad de un ataque nuclear por parte de Moscú. Pese a los discursos alarmistas, las expertas cuestionan que exista una amenaza real en este sentido.
De hecho es improbable que estos kits lleguen a necesitarse en el corto-medio plazo por motivos de agresión militar: “Rusia todavía no ha acabado con la guerra de Ucrania. Todavía está enfrascada en ella, aunque no la haya ganado después de casi tres años de conflicto. ¿Es viable que se meta en otra guerra con toda Europa? Yo creo que eso no es posible”, alega Font, quien califica este plan anunciado por la UE como un “sketch teatral fuera de lugar”. Comparte su diagnóstico Paco de la Iglesia, teniente coronel retirado. A su juicio, Rusia hoy por hoy “no puede plantearse un frente tan amplio, no puede abarcar desde el Báltico hasta Grecia”.
Un kit “demasiado homogéneo e inútil”
Uno de los supuestos que motivaría también, según ha trasladado el Ejecutivo comunitario, el uso de estos kits sería la emergencia climática o epidemiológica. La aceleración de la crisis medioambiental en los últimos años es innegable: Según el último informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, cuatro de cada diez personas son vulnerables a la crisis climática, es decir más de 3.300 millones de personas (casi la mitad de la humanidad). Esto se ha evidenciado en los últimos años con la intensificación de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos, como las olas de calor extremas y las lluvias torrenciales. Sin ir más lejos, las experiencias vividas en España tras la DANA en València o la pandemia de la covid-19, todas ellas fruto de la crisis medioambiental, han elevado la conciencia social sobre este asunto.
Ahora bien, en caso de que ocurriera, como prevé la estrategia de la UE, una catástrofe ligada a un fenómeno extremo, ¿resultarían estos kits de verdadera utilidad? Cécile Barbeito, investigadora en el Programa d'Educació per la Pau de la UAB esgrime a Público que estas guías no son más que meras “tiritas”: “Pretender respuestas individuales a unas problemáticas que son tan estructurales y planetarias no tiene ningún sentido, tanto en lo referente al cambio climático como a nivel de armamentismo mundial o en el caso de las pandemias”, apunta.
Cécile Barbeito: “Respuestas individuales a unas problemáticas que son tan estructurales y planetarias no tiene ningún sentido"
Además, una limitación que presenta a priori el protocolo de emergencias de la UE es que plantea un único modelo homogéneo aplicable a cualquier tipo de amenaza que ocurra. De este modo, los útiles necesarios para sobrevivir a una catástrofe serían los mismos en cualquier circunstancia. Sin embargo, la respuesta no puede ser igual para una epidemia a escala planetaria que para un ataque nuclear o cibernético a infraestructuras esenciales. Además, la guía plantea ofrecer pautas para sobrevivir durante 72 horas si ocurre una amenaza a gran escala, cuando la mayor parte de las catástrofes contempladas como posibles amenazas se prolongarían seguramente durante semanas o incluso meses.
Barbeito explica que estos kits “podrían ser útiles para dar respuesta a un ataque puntual para el que pudiera haber una reacción rápida, pero es absolutamente inútil para un conflicto armado o una pandemia”. Las expertas apuestan, en cambio, por abordar cualquier tipo de emergencia desde enfoques centrados en potenciar los servicios públicos. De hecho, consideran que las medidas propuestas con el anuncio del kit europeo son profundamente aislacionistas. “Las administraciones tienen que planificar qué clase de sucesos pueden darse. Por ejemplo, si tienen que afrontarse olas de calor extremas, ¿cómo planificas espacios, bibliotecas, el CAP de enfermería, ciertas instalaciones municipales, espacios con aire acondicionado para las personas mayores, vulnerables, las de riesgo?”, explica Font.
La visión predominante es que falta tanto coordinación interestatal como un debate sereno y reposado sobre las prioridades reales de la UE en materia de seguridad. Sobre todo, atendiendo a los distintos contextos geográficos y casuísticas que podrían darse en los próximos años, desterrando las narrativas del miedo.
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